Llevo 32 años viviendo en el Valle de Goñi. Desde que nací. En él han vivido mis padres, mis abuelos y varias generaciones anteriores. Con vivir no me refiero solo a residir, sino también a ganarnos la vida aquí.

Los últimos días he leído numerosos artículos de opinión y he escuchado entrevistas de gente que no es de aquí o que visita el valle esporádicamente. En estos expresan su profundo rechazo a un parque eólico que, según ellos, arruinará durante generaciones nuestro territorio por su impacto paisajístico. 

La realidad es que este valle lleva décadas hundiéndose. De 172 empadronados, vivir a diario lo hacemos como mucho la mitad. La actividad económica es exclusivamente la agricultura y la ganadería. El turismo rural, por mucho que se venda como un incentivo y apoyo a la gente de los pueblos, está en su mayoría en manos de personas que no son residentes. El beneficio que genera en pocas ocasiones revierte a la gente del valle. La despoblación es un hecho. Nuestros mayores se van porque no tenemos servicios básicos como sanidad o transporte público. Los jóvenes tienen que buscarse la vida fuera.

¿Es un parque eólico la mejor solución? Viendo la situación actual puede que sea una de las pocas. La inversión genera riqueza. Pero esa riqueza debe revertir en todos los vecinos. Y eso solo es posible si la Administración local y el Gobierno de Navarra dejan de mirar hacia otro lado y se implican en que los beneficios lleguen realmente a la comunidad. Porque oponerse sin proponer alternativas reales (y no promesas políticas) solo nos condena al abandono.

Con esos recursos se podrían garantizar servicios básicos para que las personas mayores vivan con dignidad, crear oportunidades para que los jóvenes se queden, y mantener los pueblos y los montes que tanto lo necesitan.

Continuamente escucho a gente hablar en nombre de los vecinos del Valle de Goñi, pero a nosotros nadie nos ha preguntado nada. No queremos convertir nuestro valle en un museo gratis que otros puedan visitar y contemplar. Queremos futuro para nuestros pueblos. Pero sin cuidar a los que mantenemos el presente, no puede haber futuro. Y todo esto, por mucho que les moleste a los hacen activismo y política, también es justicia social.

* Vecino del Valle de Goñi