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La teoría del bastoncillo

La teoría del bastoncilloPIXABAY

Nunca debemos usar el mismo bastoncillo para limpiar los dos oídos. Primero, por una cuestión de higiene. Después, por una cuestión de salud. Cuando un oído está enfermo y usamos el mismo bastoncillo en el otro, llevamos la infección de un lado al otro. Y, cuando el cuerpo se desequilibra, todo se debilita.

Lo mismo ocurre en las organizaciones. Cuando un problema, sea una actitud negativa, una tensión o un error mal gestionado, se transporta de un lado al otro, se contamina el conjunto. Un gestor que descarga su mal humor sobre el equipo, que generaliza culpas o siembra desconfianza, es como un bastoncillo usado, pues en lugar de limpiar, esparce el mal.

Un buen líder debe ser siempre como un bastoncillo nuevo. Llega para limpiar, no para ensuciar. Para aliviar, no para irritar. Es quien ayuda a recuperar la salud colectiva de la empresa, incluso cuando parece enferma. Porque, en el fondo, liderar es cuidar, sin olvidar nunca que el primer oído en oír el problema es el nuestro. Un buen líder es como un bastoncillo nuevo.