El pasado jueves, miles de estudiantes nos movilizamos por las calles de Pamplona en solidaridad con el pueblo palestino. Con banderas, lemas y mensajes de protesta, expresamos nuestro rechazo a la violencia en Gaza y nuestro compromiso con los derechos humanos. La manifestación demostró la fuerza de la juventud cuando se une por una causa que considera justa, demostrando que los jóvenes no somos indiferentes ante las injusticias que ocurren tanto dentro como fuera de nuestro país.
Personalmente, me hace sentir orgulloso ver cómo los estudiantes nos implicamos y defendemos aquello que nos parece incorrecto. Las huelgas y protestas estudiantiles no se hacen para perder clases, sino para reivindicar lo que consideramos injusto y generar conciencia en la sociedad.
Participar activamente en este tipo de movilizaciones nos enseña a hacernos responsables como ciudadanos, hablar entre nosotros, trabajar juntos y entender por qué es importante defender los derechos humanos y la justicia para todos.
Además, estas experiencias nos muestran que la juventud puede ser un motor de cambio, y que nuestras voces importan si se utilizan de manera pacífica y comprometida. Creo que actos como este son fundamentales para fortalecer una sociedad más justa, solidaria y consciente de los problemas que afectan a otros seres humanos. Es necesario que nuestra participación sea valorada y respetada, porque demuestra que el interés por la justicia no tiene edad.