Estella, Urbasa y las ferias
Amaneció nublado y frío la mañana de las ferias. Pero la ilusión resultó el ver el ganado en sus cercados de aquella
Relacionadas
plaza céntrica de la ciudad. Los caballos machos, yeguas, ovejas, cabras y algunos burros e incluso perros. Y también apareció una señora con dos gatos. Todo ello dándole un realce natural al acontecimiento de este día de la feria de San Andrés. Quizás faltase alguna vaca, terneros, gallinas, patos y cerdos, pero la ilusión reapareció de nuevo, por fin. Y es que unas ferias de San Andrés sin animales se quedarían en unas ferias artificiales. No quiero olvidar los puestos de miel y de muy buena calidad.
Una gran parte de los animales provenía de Urbasa y Andía, también de la Ribera navarra. Esto hace que no profundicemos más, porque si no, iremos camino de robotizarnos día a día, con tanta tecnología e inteligencia artificial. Mucha gente, mucho ambiente y mucha música. La hostelería trabajando a tope, para luego comer los asados de cordero y de gorrín. Y de postre, un extraordinario programa de pelota a la tarde, con el frontón con más de mil personas en las butacas y los pasillos. Todo el frontón a reventar.
Al día siguiente unos prefirieron subir a Urbasa y visitar el nacedero del Urederra y pasear por Urbasa y coronar su cima Dulantz de 1.239 metros de altura. Toda una auténtica belleza o lo que es lo mismo, un gran recuerdo que nos llevamos para siempre.