Genocidio en Gaza
No podemos dejarnos engañar: el genocidio de Israel no ha terminado y nuestros ojos siguen puestos en Gaza pese al supuesto alto el fuego. En el último mes y medio han muerto más de 300 personas, y de ellas, más de 130 eran niños y niñas. Israel sigue limitando el acceso a ayuda humanitaria y suministros críticos, como alimentos, medicinas o combustible. Las condiciones actuales solo llevan, desgraciadamente, a un final claro: la destrucción de la población palestina de Gaza. Miles de personas no han podido regresar a sus casas, ni siquiera a los escombros de lo que fue su hogar.
Eso me comentan desde Amnistía Internacional, de la que soy socia hace años, ya se ve en la televisión que los gazatíes que han podido regresar viven en tiendas de campaña, en la crudeza del invierno sin ropa de abrigo, enfrentados al frío, la lluvia, el viento bajo frágiles tiendas de campaña llenas de humedad y sin recibir apena ayuda humanitaria.
En nuestra sociedad, nos quejamos porque no podemos comprar cordero, nécoras, ostras, porque han subido mucho el precio, o el móvil de última generación y de que no podemos viajar aunque estos días se ven carreteras, aeropuertos, estaciones de tren abarrotadas y aún y todo tiramos la casa por la ventana, para eso es Navidad y luego nos quejamos de la cuesta de enero, febrero y veremos las tiendas, hipermercados vacíos y culparemos a nuestros gobernantes de todos nuestros males. En fin, la sociedad de consumo en la que vivimos.