Tengo un amigo que cuando le toca servir en la txosna no mira la tabla de precios. Su receta etílica habitual, al otro lado de la barra, se limita al binomio cerveza-kalimotxo, y en esas ocasiones en que debe atender al prójimo actúa como si tal opción fuera universal. Yo pongo cañas y kalis, en vaso o en katxi, si me apuras en chupito, y de ahí no me saques, eso responde cuando un desaprensivo pide cubata con pepino, que los hay. Pluralidad, colega, pluralidad, le suelo aconsejar yo. En vano.
Hoy me he acordado de él. Veo el telediario, oigo la radio, leo la prensa, y cuentan que "los eurodiputados" han preferido viajar en primera clase y subirse el sueldo, vamos, que la clase turista es para el populacho y la contención salarial afecta a los votantes, no a los votados. Luego investigo y me entero de que entre esos jetas solidarios, "los eurodiputados", no había ningún nacionalista periférico ni miembro de IU, pues eran todos socialistas y populares, leones y tigres, con el añadido raudo del guepardo de UPyD. "Los eurodiputados", en fin, en verdad no eran los eurodiputados sino unos cuantos de ellos, y todos fieles de ZP, Rajoy y Rosa Díez.
Esta extraña democracia se va pareciendo a la liga de fútbol, pues en ella juegan muchos y en la tele sólo salen dos. Los otros equipos políticos son noticia cuando invaden el campo y vistos como moscas cojoneras u osos pandas, según el día. A ratos también se les teme como a los monos de Gibraltar, que si te despistas te roban la cartera. El paisanaje se acerca a la txosna parlamentaria creyendo que sólo puede pedir cerveza y kalimotxo, pues esa la oferta que se vende en los medios, y si no le gusta ni una ni otro se cisca en toda la lista de bebidas. Millones de españoles ignoran que en Europa esta vez no falló el patxarán, ni el txakolí, ni el ribeiro ni el cava ni el té verde de IU. Fallaron los grandes, ese matrimonio de conveniencia que se va turnando en el poder. Ni más, ni menos.