Y una más, otra: el paro supera ya el 25%, hay 1,7 millones de familias en las que todos sus miembros están sin trabajo, y las cosas siguen como siguen, peor cada día, acomodadas a los presupuestos más sociales de la historia presentados entre burlas y sarcasmos indecorosos por parte del ministro Montoro.
En los últimos tres meses se han destruido casi 100.000 empleos, el paro de larga duración ha seguido creciendo, la edad de los parados augura lo peor, y las cifras que dan Cáritas y la Cruz Roja son más que sombrías. ¿De qué se reía el ministro Montoro? ¿De sus negocios familiares? ¿De todos nosotros? Es probable. Alguien se preguntaba hasta cuándo y hasta dónde eran capaces de aguantar los españoles en derrota, pero está claro que esto es un aguantadero, tan oscuro como los de las infames noches de La Paz, pero sin trago. Está visto que aquí se aguanta lo que nos echen, que es mucho, por derrotismo más que nada.
Por su parte el partido al que está afiliado Jiménez, que ya no sé si es o no el PSOE, dice por su boca que, habida cuenta del descalabro electoral sufrido, tan anunciado como imparable, tiene que emprender una reflexión en profundidad; eso dicho al mismo tiempo que impide, él, atento a no perder su masita, una revisión de los sobresueldos de la Barcina y sus altos cargos.
¿Qué pacto de oposición se puede lograr con esta gente? ¿Qué se puede esperar de ellos? Lo pregunto porque me gustaría saberlo. La profunda reflexión es la que debería emprender el propio Jiménez, flamante vicepresidente hasta que lo echaron. Debería considerar si no sería un bien público que regresara por donde ha venido, con independencia de si la política es o no su único ganapán.
Entre tanto, resulta demasiado patente que el Gobierno no tiene política alguna de empleo (un misterio que el paro haya bajado en Navarra), pero a cambio pergeña medidas policiales cada día más abusivas que van en detrimento de libertades ciudadanas que ha costado mucho conseguir. La libertad de expresión está ahora mismo seriamente amenazada si prospera el proyecto de impedir fotografiar abusos policiales y lo que de manera arbitraria le acompañe, cuando es un hecho del dominio público que los agentes hurtan y se niegan a dar sus números de identificación, lo que conduce a denuncias ciudadanas que no es que dan en nada, sino que producen una manifiesta y sostenida indefensión, y un resentimiento implacable. Un hecho tan del dominio público que hasta una agrupación de fiscales lo ha denunciado, en balde claro.
Llama la atención que, ante este estado de cosas dominadas por el dolo, la magistratura no actúe de oficio. Llama la atención que solo Amnistía Internacional denuncie el uso arbitrario de la fuerza y que en su glosa podamos leer cosas como esta: "Están haciendo desaparecer y destruyendo material audiovisual"... ¿Pero eso no es delito? ¿O solo es delito si lo comete un no uniformado? Como consecuencia del 26-S se denunciaron hechos de una gravedad que resultaba insólita. No solo pueden, virtualmente, preparar pruebas incriminatorias, sino que también destruyen las que pueden incriminarles a ellos. Hablar del matonismo propio del estado policiaco es poco.
Nunca como ahora se ha puesto de manifiesto lo que podíamos llamar una zona oscura policial, pareja a la zona oscura gubernamental consistente en mantener a la ciudadanía en la desinformación más completa, aprovechándose de una mayoría parlamentaria. La ciudadanía no se merece ese mínimo respeto de ser informada con verdad de lo que le atañe en lo privado.
Mientras claman datos como el suicidio de un desahuciado y que otro se haya tirado por la ventana -vamos por los más de 350.000 desahucios-, la España pepera se retrata en la necedad de la locutora Mariló Montero que ha hecho necesaria la intervención médica para aclarar que el alma humana no se transmite por las vísceras. De no creer... No, de mucho creer, de demasiado creer, por eso condecoran a la Virgen del Pilar y hacen mangas y capirotes de una investigación científica pública que a este Gobierno le va sobrando. Pero lo cierto es que la memez tiene un lado más o menos cierto: aquí ya casi todo es muy visceral, además de entrañable, porque parece que es ahí, en las entrañas, en las vísceras, donde reside un bolo hecho a base de ideas vagas, de prejuicios, ignorancias y mucha creencia.
Por si todo lo anterior fuera poco, el pepero Palacios ha reivindicado la vuelta de la laureada de San Fernando al escudo de Navarra, como una seña de identidad irrenunciable, en un gesto parejo al del ministerio de Defensa al condecorar al regimiento de Caballería Alcántara 21 por su intervención en la retirada de Annual en 1921, en cuyas filas no estoy muy seguro de que no formaran parientes del propio ministro de Defensa.
En Alemania, tildar de héroes a las SA te puede llevar a la cárcel, aquí no; aquí puedes seguir montando altares de devoción épico-religiosa y olvidar que esos mismos héroes de los que tú hablas mientras manipulas y tergiversas los datos históricos y sus documentos, en beneficio de tu presente autoritario, o cuando menos sus mentores, organizaron de manera minuciosa y previa al alzamiento militar una represión de retaguardia que costó la vida a más de 3.000 navarros. Es un gesto de desprecio y la expresión de querer reducir al olvido a una parte de la sociedad navarra que existió y existe, y no comparte ni sus laureadas ni sus mojigangas, de perpetuar un mundo de vencedores y de vencidos.
Está claro que son los legítimos herederos del franquismo. Curioso cómo a estas alturas es ya imposible tener una historia común. Al revés. Pero la historia no nos separa, lo hace el presente y de qué modo.
Y por si lo anterior fuera cosa de broma, el diccionario biográfico de la Academia de la Historia que lava a conveniencia de la derecha nuestro pasado histórico, devaluando al dictador y a su dictadura nacional-católica a límites de caricatura, se lleva 100.000 euros de subvención, mientras que las bibliotecas públicas se quedan sin nada, y ello sin que haya habido rectificación alguna de por medio ni se hayan exigido responsabilidades políticas, académicas y sociales. Zona oscura no, un pozo negro.