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Incubadoras e invernaderos

El lunes empieza el período de prematriculación para el curso que viene y en el colegio público de Sarriguren todavía no saben cómo se distribuirán los espacios de los dos edificios con los que contará el centro. Nadie dice nada, nadie sabe nada. Es por ello por lo que un grupo de familias de niños y niñas de modelo D ha decidido poner en marcha una campaña de información y sensibilización para exponer sus razones a favor de organizar estos dos edificios en función de los modelos lingüísticos, esto es, que uno de los centros sea para el alumnado que estudia en euskera y otro para los que estudian en castellano. Y no por razones de querer estar solos o separados de estos y aquellos, como en seguida argumentarán algunos. Lo que sencillamente quieren es asegurar unas mínimas condiciones necesarias para que realmente el modelo de inmersión lingüística por el que han optado se pueda llevar a cabo con un mínimo de garantía. Los que argumentan que juntar a niños y niñas que estudian en diferentes modelos lingüísticos favorece la convivencia no ven, o no quieren ver, que en la práctica y con la situación actual lingüística aquí en la Comarca de Pamplona, más que convivencia lo que ocurre es que sencillamente el uso y la presencia del euskera se diluyen. En nuestro entorno escolar esta lengua necesita de unas condiciones especiales para poder desarrollarse de manera eficaz. Como una especie de invernadero o incubadora donde pueda crecer y fortalecerse para después continuar su enriquecimiento en otros ámbitos y registros. Y eso no es malo. Eso es buscar el equilibrio y la optimización de recursos.