¿Qué me van a contar? Si ya sé que aquí estamos unánimemente a favor de la igualdad, la equidad y cuantos valores sostengan la lucha de las mujeres. Por eso, en la confianza de que lo suyo es de ley, me atrevo a plantear un pequeño cuestionario, para que lo tengan a mano a la hora de informar o formar a otras personas. Va dirigido a todo tipo de personas que vivan, convivan o se relacionen con mujeres mayores de edad (por acotar). Piensen en su ropa y calzado: ¿Cuántas de las diez últimas prendas adquiridas han sido compradas sin el concurso de una mujer? Si la respuesta sobrepasa el cero, ¿sabría hacerlo sin esa compañía?, ¿sabría encontrar las tiendas, las tallas, elegir los modelos?
¿Cuántas de las comidas ingeridas en los últimos diez días han sido elaboradas sin el concurso de una mujer? Si usted mayormente come a mesa puesta, ¿sabría hacerlas en solitario?, ¿sabría dónde comprar los ingredientes?, ¿y organizar las compras domésticas durante un mes? ¿Cuántas veces pone la lavadora a la semana?, ¿podría describir cómo su camiseta sucia se convierte en una camiseta limpia?, ¿qué programa lo consigue?, ¿a cuántos grados?
¿Conoce y maneja los teléfonos del centro de salud, eventualmente del centro escolar si tiene descendencia? ¿Está al tanto del calendario de vacunas y exámenes, de las citas médicas de la familia, de los nombres de tutoras y tutores, de las extraescolares, de los cumpleaños de familias políticas y de las otras, cuadrillas y demás? Si usted, hombre o mujer, no acaba de asumir y resolver estas sencillas cuestiones de autonomía y responsabilidad personal, para qué seguir. Tal vez haga usted un uso excesivo de la capacidad de cuidados de una mujer. No estaría mal planteárselo.