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La tijera que viene

Rajoy hizo lo que Barcina aquí hasta unos meses antes. Pulírselo todo. ¿Todo? Todo y algo más. La burgalesa se marchó dejándole al gobierno de Barkos la caja limpia como una patena y una osca que seguirán pagando nuestros nietos y nietas. Al compostelano, que de momento sigue donde estaba, se le fue tanto la mano en el último año electoral, que le han llamado la atención sus colegas europeos. Me extraña que todavía nadie se haya preguntado cómo ha sido eso de que cuándo más recortes había más dinero se gastaba. Ahora llega Bruselas y exige 8.000 millones de ajuste. Rajoy, el obediente maca de Juncker y Merquel, ya ha respondido por escrito que eso está hecho. Se agradece el detalle de la claridad. Esta vez vamos avisados. No va a haber agenda oculta, como en 2011 y, quizás, como en 2015. El que vote PP, o lo que es lo mismo, UPN-PP, ya sabe lo que le espera si es esa opción la que acaba triunfando: tijera a partir del minuto uno. No hace falta ser un lince para saber cuáles van a ser las partidas a yugular: educación, sanidad, prestaciones sociales, cultura, cooperación, medio ambiente, tal vez pensiones. Porque a defensa, cuerpos y fuerzas de seguridad, AVE, monarquía y, en general, cloacas y desvaríos del sistema, me da que no le van a restar un céntimo. Rajoy dice que bajará los impuestos, pero también lo dijo la última vez. Si lo hace no será a los que más tienen. Lo que todavía no sabemos es qué harán los demás si los que ganan son ellos. ¿Habrá tijera o no habrá tijera? Ayer, las portavoces navarras de los dos grandes partidos, Ana Beltrán (PP) y María Chivite (PSOE) escenificaban un enfrentamiento a cuenta de la corrupción, al grito de “y tú más”. Pili y Mili. Tal para cual. Guatemala y Guatepeor.