El cosque es bello
Casi todo podría resumirse en no se te ocurra tirar nada. Y casi todo puede resumirse en tira lo que te sobre. Entre ambos extremos del continuo hay que elegir. Hubo un tiempo en que muchas mujeres se deshicieron de sus viejas máquinas de coser, máquinas fiables pero pesadas que ocupaban un espacio considerable y que ya no se usaban tanto. Simultáneamente, sus pies de hierro forjado (más bonitos los de las Singer que los de las Alfa, donde va a parar) llenaron cafeterías y recibidores reconvertidos en objetos decorativos mucho antes de que conociéramos el significado de vintage. Si lo llego a saber?
Si lo llego a saber no hubiera tirado aquella mesilla llena de molduras y jeribeques, porque con un par de manos de verde agua tendría una pinta hipster que para qué, ni la estantería metálica con cosques y manchas de óxido y por supuesto, me habría hecho con dos o tres palés y habría guardado varias barcas de fruta con aspecto de mucho uso. Claro, que hasta que no las ves en un suplemento con colorines no valoras lo que has dejado pasar de largo.
¿O precisamente tienen valor por haber llegado hasta ahí? Si una no reflexiona es porque no quiere. ¿El valor de un armario es que permite guardar cosas independientemente de la imagen? ¿Mi armario me califica? ¿Cualquier armario puede mejorar su/mi imagen? ¿A qué me suena esto?
Como lo de los tomates. ¿Qué debería garantizar un tomate? En principio, saber a tomate. Perdida esta cualidad salvo en huertas particulares o en niveles de precios de bisutería de alta gama, ahora vuelven al mercado los tomates, las zanahorias y las mandarinas diferentes? y más baratos. ¿A qué les suena esto? Hay mucha crueldad o claridad en el marketing.