El novio de la novia
Al final lo lograron y el novio se sintió obligado a detallar el currículum de la novia: “Tuvo un 9,3 de media en el bachillerato, un nueve y pico en la licenciatura, un 9,7 en el máster y le dieron la beca FPU.” Ni siquiera ese neón de Linkedin ha servido para calmar al troglodita de guardia, quien por lo visto prefería conocer las medidas carnales de la pioresnada.
Sobre Irene Montero, que de ella trato, ha afirmado un periodista que es la psicofonía de Pablo Iglesias; otro, que es su más fiel lorito; otro, que es una tipa corta ascendida a revolcones; otro, que es la geisha del macho alfa de la manada; otro, que es la dipunovia protegida por su Amado Líder; otro, que es la trepa enchufada del Jefe; otro, que habla igual que él pero con voz más varonil, qué risa? Descendiendo hacia el pozo gore nos encontramos con expresiones como coño giratorio y tiorra paraguas. Y de ahí bajamos a degenerada, salida, stripper, enferma, pollina, perra, prostituta, mal follada, y en ese plan. A modo de resumen, he aquí el eructo definitivo: esa feminazi está donde está gracias a las mamadas que le hace al chepas.
Todo esto, y muchísimo más, está dicho y escrito, y algo peor: en bastantes casos está pagado y aplaudido, venga otra copa, primo. La España del purazo osbornoide, del carajillo con dos cojones, la España de vaya panda de zorras esas podemitas, no es, y eso lo tengo muy claro, España. Pero desde hace al menos una década lo políticamente correcto es ser políticamente incorrecto, o sea dios, patria y rey convertido en caca, culo y bilis, infinita bilis. Esa gente, ¿tiene madre?, ¿tiene hijas?, ¿tiene hermanas? Esa gente tiene miedo.