No hay tiempo sin cambios, lo sé, pero he tomado conciencia plena del hecho cuando han modificado la ubicación de todos los productos de mi supermercado. Desde hace una semana, vamos por el súper como zombis, buscando las latas de atún o el café, ante la resignada mirada de las dependientas que repiten aquello de “renovarse o morir”.

Los cambios, tan necesarios a veces, nos descolocan y nos dan mucha pereza y, sin embargo, en sólo unos días hemos sabido que muchos de ellos están a punto de acompañarnos en nuestra vida: el Ayuntamiento de Pamplona ha decidido variar, de nuevo, el tráfico en la Vuelta del Castillo, a la par que pide al Gobierno foral que reforme el plan de Salesianos para renovar el proyecto que contempla la construcción de torres de 18 alturas. También los tribunales han dictaminado que debe cambiarse el lugar del salón de plenos en el que están el retrato del rey y las banderas oficiales por otra ubicación “preferente”.

Claro que la verdadera novedad en las últimas horas es la convocatoria del sindicato SPPME para realizar una asamblea continúa en la comisaría de la Policía Municipal de esta ciudad. Si no llegan a un acuerdo en la negociación de su convenio, a partir de ahora, los encerrados en las dependencias policiales serán los propios agentes.