Ciencia o timos
Hacemos esta semana charlas científicas en cientos de bares de diez países incluyendo tres aquí en Pamplona. Sobre cómo utilizar virus modificados para curar enfermedades, cómo un banco de cerebros permite avanzar en el conocimiento de enfermedades neurodegenerativas, cómo estamos detectando ondas que nadie sabía que existieran y que nos muestran cómo es el Universo o comprender cómo hay cosas increíbles que nos creemos simplemente porque nos dejamos engañar, suspendiendo el juicio sobre lo complicado. Es gratis, no como eso del Being One: unas personas habían pagado en Madrid por escuchar a tipos que inventan mantras sobre mente y espíritu en plan “tú creas tu futuro” o “todo puede cambiar si quieres que así sea”, memeces de buen rollo que, está demostrado científicamente, reconfortan especialmente a la gente simple e incapaz de analizar críticamente el mundo. Luego el organizador les dejó en la estacada y estaban como yonkis sin chuta, buscando mensajes inspiradores hasta en las pintadas de las paredes (sale más barato que los libros de esos gurupollas de turno). Aquí una vez más instituciones públicas amparan a uno de esos visionarios que despotrica contra la medicina de verdad, niega la existencia del sida o dice que tomando su lejía acabas curándote el cáncer. En vez de mandar una protesta desde el departamento de salud, le invitan a un acto para abrir una feria de cultura ecológica. Vaya mundo, timadores e iluminados con mensajes falsos amparados por la autoridad y los científicos que no están en la diáspora montándoselo en los bares para convencer de que merece la pena ser crítico y conocer el mundo, buscar las soluciones reales a los problemas reales y dejarse de engaños. Parece que tenemos la batalla perdida, pero ahí estaremos. En los bares.