Las ciudades y su comercio cambian. Así ha sido siempre y así debe ser, aunque ello no nos evita la nostalgia con la que recordamos algunas tiendas y a muchos tenderos de nuestro pasado.
En Pamplona, el paradigma de este cambio ha estado siempre ubicado en Carlos III. La sede principal, por ahora, del grupo Inditex fue en su día la avenida de establecimientos de ropa como El Palacio del Niño, Alonso, Cuadrado y Ferraz o de la preciosa Librería Aramburu -visitarla era prácticamente la única consecuencia positiva de cada inicio de curso escolar-. Pensamos en transformaciones y el primer ejemplo que nos viene a la mente es esta vía, pero son tantas las bajeras que renuevan titularidad y actividad que hemos perdido la cuenta de qué había en un local cuando vemos que ha sido sustituido por otro negocio.
Esto no nos pasará con el chaflán de Mercaderes y Estafeta, justo al inicio de la calle donde durante años estuvo la tienda de baños de Pío Guerendiáin. Sin duda, estar ubicada en la curva más famosa de la ciudad hace difícil la desmemoria y, aunque no tengo nada contra Carrefour, es difícil reprimir una chispa de tristeza al saber que esta esquina también ha sido ocupada por una gran cadena multinacional.