Entre las variadas reivindicaciones ciudadanas que recoge la prensa, esta semana ha encontrado un hueco la histórica demanda de la comunidad de las Escuelas de San Francisco en el Casco Viejo pamplonés, el único centro público de primaria de la ciudad que no dispone de patio cubierto para sus 410 alumnos.
Puede parecer cosa pequeña, pero por este colegio centenario han pasado miles de escolares que perdieron, y pierden, horas de recreo, extraescolares, celebraciones o clases de gimnasia al aire libre los días de lluvia y que se achicharran en primavera sin poder esconderse del sol. Por ello, profesores, padres y niños han vuelto a manifestarse, aburridos de que Ayuntamiento y Gobierno de Navarra se pasen la pelota en este tema, mientras el pequeñísimo patio de San Francisco se ve obligado a acoger a muchos más críos de lo que sería recomendable y, encima, sin cobijo alguno.
La exigencia no es en absoluto baladí cuando se piensa que cientos de chavales dejaron esta escuela para ir al Instituto Iturrama, donde hace años desapareció la única zona cubierta de su perímetro exterior. Aunque parezca increíble, estos estudiantes llegarán a la universidad, por ejemplo, sin haber disfrutado en sus centros educativos de un área techada que les resguarde de las inclemencias del tiempo.