Con la llegada del verano, aquellos que trabajan permanecen en sus puestos, vacaciones estivales al margen. Las fábricas continúan produciendo, hay personal en hospitales y consultas médicas y las tiendas suben las persianas cada día, aunque no se vea un alma por la calle.
Siempre fue así, pero sirva esta última columna antes del periodo vacacional para rendir un sincero homenaje a los miles de trabajadores que, por obra y gracia de estos meses de canícula, se ven obligados a darlo todo. Sin pensarlo más, me vienen a la cabeza los bomberos. No hemos llegado a julio y los incendios ya han empezado a calcinar terrenos agrícolas y forestales. Pese al calor sofocante, allá están, como también todos aquellos que nos ayudarán a pasar un estío más placentero: los camareros y cocineros de bares y restaurantes, los socorristas y personal de mantenimiento de las piscinas, los músicos de bandas y orquestas, los servicios de limpieza y protección en mil fiestas, los monitores de campamentos infantiles y muchos más.
Para que el resto podamos arañar al verano momentos de disfrute y contar que mereció la pena ir a pasear a?, a bailar con?, a comer en?, a visitar el?., una parte de nuestra sociedad ha de tomar las riendas y manejarlas con especial brío y dedicación. Eskerrik asko.