el Olentzero no eran los padres. Era Mikel Aranburu. No tiene pintas ni de fumar ni de beber ni de ponerse morado de capones y huevos, pero ha sido él, uno de los consejeros más solventes del Gobierno de Uxue Barkos, el que nos ha alegrado el fin de año. De momento, 200 kilos más para esta nuestra Comunidad, y 100 menos anuales al cobrador del frac de Madrid. Si por Javier Esparza hubiera sido, ya habríamos visto esa pasta y seguiríamos pagando de más. Como cuando mandaba UPN. No ha sido desde luego por él, que Navarra tenga ahora un cupo más justo y aproximado a sus intereses. Tampoco por los diputados de su partido, Íñigo Alli y Carlos Salvador, a los que nadie les ha visto mover un dedo al respecto. Parece que no se puede decir lo mismo de los representantes del PNV en la misma cámara, que han sabido hacer valer de su capacidad de influencia en favor de un Gobierno Foral en el que tienen dos consejeros. Que ahora los foralistas quieran ponerse alguna medalla por el acuerdo con la Hacienda estatal es pura desfachatez. El político con jeta de cemento confía siempre en la desmemoria del ciudadano. La hemeroteca, sin embargo, no la borran ni con todos los editoriales del Diario de Navarra del Pleistoceno a esta parte. Cuando el actual Gobierno Foral dijo que ya bastaba de apoquinar más de lo que nos correspondía, UPN -como el PSN, como el PP- cerró filas con Madrid. Y lo hizo sin fisuras y sin matices. Con los apelativos más gruesos. Con su peor leche. Y tras las declaraciones incendiarias, zancadilleo. ¿Javier Esparza ayudando? Sí por los. Prefería que Navarra siguiese perdiendo recursos a que el Gobierno del cambio se apuntase un tanto que además dejaba a su partido más que en evidencia. Ahora, un año después, se lo han tenido que comer todo con patatas. Ahora entiendo por qué no les gusta el Olentzero. Mikel Aranburu les ha jodido las Navidades.