He intentado olvidarlo y no puedo, por ello vengo aquí a mostrar mi absoluto rechazo y estupefacción ante las ya famosas palabras de uno de los promotores de la manifestación de ayer sábado, aun sabiendo que ni soy la primera ni quien mejor exprese el asombro que provocó en muchos escuchar aquello de que la implantación del modelo D en la Ribera es una discriminación porque “ahí te quitas a los deficientes, a los inmigrantes y os quedáis los guays y, encima, bien pagados”.

Vaya por delante que todos hemos hablando de más en ocasiones y que los ciudadanos pueden manifestarse por lo que consideren oportuno, pero como madre de estudiantes que lo fueron en una escuela pública en este modelo, me siento hoy ofendida. Tanto, como siempre agradecida a aquellos profesores que a lo largo de los años educaron a mis hijos y a sus compañeros, cada uno con sus capacidades, algunos nacidos en Navarra y otros no.

Hasta esta semana, nunca sentí que nuestra escuela formara en euskera para élites intelectuales, raciales o económicas. Muy al contrario, señor Mendiburu, creo que los alumnos a los que usted llama guays están matriculados en otro tipo de centros y en esos colegios privados sí que no verá, siguiendo uno de sus ejemplos, emigrantes. Emigrantes pobres, claro.