Había pensado dedicar esta última columna de la temporada a dar las gracias a las miles de personas que trabajarán por nosotros en las próximas y variadas fiestas, pero prefiero aprovechar esta esquina para expresar un especial recuerdo a algunos de sus protagonistas.

-A todas las madres (y algunos padres) que, pese a sus convicciones y el sueño que arrastran, esperan en un duermevela cada noche la llegada de sus niñas.

-A los muchos chavales que dedicarán las semanas de calor a ser camareros, vendedores de helados, vigilantes de piscinas, músicos de charanga, basureros, profesores particulares, etc. y que no podrán disfrutar de playas, juergas o montes por un trabajo de verano que les ayude a sufragar sus estudios.

-Al listo de la vida que imaginó que renovar un pasaporte le podía librar de su castigo. Gentes como él enseñan al resto a no confiarnos.

- A quienes apuestan para que todos nos sintamos más libres en las calles.

-A aquellos que se esfuerzan y no cejan hasta dejar claro que no somos menos que nadie ni más que nada.

-A las gentes que no olvidan cómo murió Germán y cómo una vez nos robaron los Sanfermines, aunque hayan transcurrido 40 años de aquello.

-A nuestros mayores. Gracias por traernos hasta aquí.

A todos, menos a uno, ¡felices fiestas!