El aficionado al deporte se acostumbra tan fácilmente a lo bueno que convierte en normal cualquier éxito y poco menos que lo exige en siguientes citas. Hay mil ejemplos, pero basta el de Nadal, tantos años solo noticia si perdía. Y es el caso también del navarro Alberto Munárriz y la actual selección de waterpolo. Con un oro y una plata en los Mundiales, dos platas en los Europeos y un cuarto puesto en los últimos Juegos, hemos interiorizado que llega siempre a las semifinales de los grandes torneos y apenas apreciamos, por ejemplo, que en el Europeo se han paseado (o casi) en la primera fase, vapuleando a Rumanía (9-16) y Alemania (6-17), y sufriendo un poco más ante Países Bajos (10-11), por relajarse antes de tiempo (con el 3-7 del descanso). El caso es que ya están en cuartos y que es para celebrarlo. Y si en cuartos ganan a Grecia, que es un hueso, aún más, porque será estar de nuevo en la elite, que es un éxito aunque sea normal.