e leído de refilón un libro sobre ecologismo en el siglo XXI y al margen del tema en concreto -el distanciamiento entre el ecologismo personal y a pequeña escala y el ecologismo político o burocrático- me he quedado prendado de la referencia que hace a un tal Leopold Korh, que escribió en 1957 El colapso de las naciones. No he leído el libro, pero lo haré, ya que incluye frases como ésta: "Aquello que crece más allá de unos límites dados empieza a sufrir el problema de sus proporciones desmesuradas. Superada cierta barrera, el único rumbo posible es el de acumular más poder para dominar el poder que ya se tenía. El crecimiento se vuelve así imparable, cancerígeno, hasta que deja un único desenlace posible: el colapso". Korh tituló su libro con las naciones y se refiere a ellas, claro, destacando que las naciones pequeñas son más eficaces, prósperas, seguras y pacíficas que las más grandes, lo cual es bastante cierto en general, pero también lo aplicaba a toda clase de organización: social, empresarial, laboral, cultural, deportiva€ Durante todos estos meses de pandemia han coexistido dos opiniones enfrentadas en relación a quién debía llevar la manija: un mando único en Madrid o, por el contrario, autonomía casi total para las autonomías, con ciertas condiciones comunes. Similar situación han tenido en toda Europa, en Francia, Italia, Alemania, etc, con, por lo visto hasta ahora, más poder central en la primera ola y más capacidad de mando de autonomías, regiones o landers en esta segunda. Al margen del tema de datos y la uniformidad de los mismos -que ha sido un descalabro en España-, creo que la descentralización es positiva y que trae muchos más beneficios -sanitarios, económicos, sociales- que un mando único que trataba igual en marzo a un madrileño de Lavapiés que a un salacenco de Izalzu o a un vecino de La Graciosa. Algo hemos avanzado. A ver si sigue así.