El día 2 de noviembre, hace 17 días, Navarra tenía una incidencia acumulada de contagios por coronavirus de 1.193 por cada 100.000 habitantes. Esto traducido significa que en ese momento un 1,2% de la población estaba contagiada y detectada oficialmente. Un 1,2%. Es una burrada. La media en España ese día era de un 0,52%. Navarra superaba a España por un 129%. Ayer, Navarra tenía una IA de 515, un 0,51% de la población oficialmente contagiada y detectada, mientras que en España era del 0,46%. De 129% más el 2 de noviembre a un 12% ayer. En 17 días el descenso ha sido tremebundo, se traduce en 100 o 120 ingresos en hospitales menos cada semana, en muchos menos fallecimientos y, si se sigue así -en descenso hacia cifras del 0,3% o 0,2% infectada- esto será una gran noticia. Pero esto no implica que estemos a finales de junio, ni en julio, cuando la IA era 12 o 18 o 26, cuando el porcentaje de navarros infectados era de un 0,01% o 0,02%. Estamos 30 o 40 veces peor. Hay uno de cada 200 navarros infectado y es mucho. Y cuando sean uno de cada 300, también. Y lo mismo cuando sean 1 de cada 400. Y no vamos a llegar a Navidad en cifras muy inferiores a esas, no vamos a llegar a Navidad con ninguna noticia que nos diga: ahora júntese usted tranquilamente con sus padres porque esto ha bajado. No. Esto por desgracia no va así. Puede salir 100 veces la presidenta del Gobierno a decir que igual sí que se pueden juntar algunos pocos no convivientes o que igual lo permiten, pero que lo permitan no implica que sea seguro. El riesgo va a estar ahí. Si usted cena el 24 con sus padres en casa con todo cerrado o come el 25 o cena el 31, el riesgo va a estar ahí. Hagan lo que quieran, pero busquen hacer algo al aire libre aunque eso implique no cenar. No se jueguen el bigote, no pasa nada por no cenar, echen unos pinchos en la calle y brinden por estar ahí y por juntarse el año que viene.