e he comprado unos bastones de esos para andar. Con lo que yo he sido: plusmarquista navarro alevín de 2 kilómetros marcha. Una leyenda en ciernes. Y mira ahora, con unos bastones que me miran con cara de pena: sácanos a la calle. Me suelo comprar las cosas que van unidas a ciertas actividades más que nada para al verlas sentir vergüenza de mí mismo y hacer esas actividades. Tengo unos armarios enormes llenos de toda clase de artefactos. Ojos que no ven... Pero lo de los bastones creo que va a hacer efecto. Me costaron 20 euros. Me dijo mi hijo, textualmente: ¿son los bastones más mierdas que había? Le tuve que decir que sí. Porque era cierto. Porque una cosa es que sea inconstante y que comience algo y me dure el impulso un día o dos y otra que sea idiota. O por lo menos un idiota manirroto: si no sé si le voy a dar un uso así habitual para qué quiero unos bastones de 80 euros. Porque los veo por la calle. Veo a la gente de mi edad -mi edad va de los 40 a los 80, creo ya- con un material que parece que acaban de participar en el Campeonato del Mundo de Marcha Nórdica de Oslo, porque todas estas competiciones, si son nórdicas, supongo que se harán en Oslo. O Estocolmo. Helsinki como mucho. No sé más ciudades nórdicas. Allá llevas mis bastones y no te dejan entrar en el país. Pero no pienso ir a Oslo. Bastante poca luz tenemos aquí ya como para encima irme para allá. Ni loco. El caso es que andar ando mucho, normalmente, pero me han dicho que usando los bastones me ayudará para meterle más ritmo y así quemar grasas y malos espíritus y que es lo más parecido a correr para quienes tenemos el chasis ya algo averiado. Saldré de noche, para que no me vea nadie. Mira, ahí va el vecino columnista en mallas con unos bastones:¿qué, a por caracoles? No es nada fácil hacerse mayor. Hay que superar muchas vergüenzas. ¿Alguien quiere unos esquís de fondo? Casi nuevos, 15 años.