otal, que nos quitamos -parece- bastante de encima la covid pero ya nos avisan de que esta temporada lo que puede pegar un buen pepinazo es la gripe y otras enfermedades respiratorias, que a causa de las fuertes restricciones de la campaña 2020-2021 llevan casi dos años desaparecidas del todo. Fue así: en diciembre, enero, febrero y marzo pasados, que son meses en los que normalmente hay incidencias de entre un 2 y un 5% de la población con gripe -oficialmente-, no había nadie. Se vacunó más gente que otros años, cierto, pero el gran escudo se formó debido a las precauciones tomadas para atajar el coronavirus: mascarilla, distancias, higiene de manos, mucha menor interacción en interiores y exteriores, etc. Los expertos afirman que el cuerpo cuando no tiene enemigo delante no puede estar en guardia permanentemente y que por eso sin esa temporada de gripe como fue la pasada en esta nuestra inmunidad colectiva como sociedad es mucho menor, especialmente entre la población más joven, que es la que por pura lógica ha estado menos expuesta a virus y la que siempre tiene las tasas de contagio más altas de todos los tramos de edad. Así que habrá que estar pendientes de esa recomendación que ya se anunció en esos meses citados cuando se vio que no había gripe: seguir con ciertas medidas de precaución. La gripe a fin de cuentas no es una asesina masiva en serie como lo es el covid pero no deja de estar año tras año detrás de la muerte de bastante spersonas mayores ya muy inmunodeprimidas a los que quizá no se les adjudica la gripe o un simple resfriado como la causa de su muerte pero que que sí está dentro del cuadro general que se les lleva por delante. Aunque visto cómo han interiorizado nuestros mayores -o la gran mayoría- lo de la mascarilla igual nos llevamos una sorpresa agradable y entre eso y la vacunación también ellos y ellas salvan el curso con nota.