omo era de prever vistos contagios diarios de más de 4.000 casos durante días seguidos y una incidencia que pasa de un 6% de la población navarra positiva en los últimos 14 días -y un 10% de los navarros de entre 20 y 29 años-, el volumen de ingresos diarios en hospitales también está subiendo y pese a que las altas hospitalarias son numerosas no pueden contrarrestar entradas de 17, 20, 23 o 27 personas cada día. Esto lleva a cifras de ocupación hospitalaria que ya pasan de las 200 personas y lleva a que a cartas al director como de las de las trabajadoras de la sexta planta del HUN -planta covid- en la que manifiestan su agotamiento y desamparo sean de obligada lectura y reflexión. Es cierto que ingresan en hospitales más o menos el 0,5% de los casos positivos y gracias a esa tasa inédita hasta ahora el sistema hospitalario no ha explotado. Sin esa tasa, con una tasa del 1% -250 ingresos semanales- o del 1,5% -375 ingresos cada semana-, estaríamos hablando ahora mismo de colapso total. Recordemos que en olas precedentes antes de la vacunación y de Ómicron la tasa mínima era de alrededor de un 5% de los positivos. Por fortuna, esta menor incidencia está permitiendo a Navarra no implosionar a nivel hospitalario e incluso que a día de hoy no esté entre las 8 comunidades con más ingresados por habitante, lo cual contrasta con el hecho de que tengamos la incidencia más alta con diferencia. Es un claro ejemplo de que en Navarra se testea más y mejor -no digo bien, digo más y mejor- y de que en otros lugares esto no es así. Tienen muchos menos casos pero muchos más ingresados. Eso, sin embargo, no consuela. Nos acercamos a número de ingresados máximo -202- de 3ª y 4ª olas -aunque muy lejos de 2ª y 1ª- y los casos no aflojan, aunque la media de decesos sea cuatro veces menor que en noviembre de 2020 y más de la mitad que en enero de 2021. Eso sí, días duros por venir aún.
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