l problema de la política extrem, que es la que se lleva ahora, es que no admite colores ni matices. Todo es el "conmigo o contra mí".

Por eso no es de extrañar que las redes se incendien día sí y día también con barbaridades como las que dijo la periodista (con perdón para la profesión) Maria Jamardo en un debate de televisión tras oír las palabras del presidente ucraniano Zelenski sobre Gernika: "Hay que recordar que, en ese momento, el socialismo y el partido comunista estaban del lado de Stalin o tenían su apoyo (...). Ni el que bombardeaba era bueno ni los bombardeados eran tan buenos tampoco. Ni el que bombardeaba eran los malos, ni los que eran bombardeados los buenos". Buenos y malos. Punto. Como si la población civil hiciese otra cosa que intentar sobrevivir.

Esa brocha gorda es también la que usa aquí la derecha euskarafóbica seis días por semana para atacar al euskera. A Navarra Suma no le ha gustado nada ver tantísima gente feliz apoyando el euskera en la calle. Como ocurre con los grandes acontecimientos, aunque no busques ciertas noticias, no puedes evitar ver las imágenes y por eso ha vuelto a activar el mecanismo de siempre: ETA. Presentó una propuesta de declaración institucional en el Parlamento en la que criminalizaba la carrera por los carteles en favor del acercamiento de presos que portaban algunas personas. Por este motivo pedía también que la Cámara no volviese a colaborar con la Korrika. La declaración no se aprobó, pero ahí ha vuelto a dejar el borrón que mancha otra vez el euskera. Ellos son los buenos y todos los que de una manera u otra apoyamos la lingua navarrorun somos los malos. Sin término medio. Sin escala de grises.