Pinocho Esparza, presidente de UPN, miente a sabiendas en su papel de agitador político. Su partido ha negociado Presupuestos con la izquierda abertzale y la Guardia Civil no va a salir de Navarra. Lo contrario de lo que dice alarmado y alborotado. Tanto le crece la nariz que el diputado Sergio le va a tener que ceder sus sayas para disimular tan prominente apéndice. Aunque Sayas las quiere para taparle el asiento presidencial. Presupuestos: Alli (presidente) y Sanz (vicepresidente y consejero de Administración Territorial) se sentaron con Zabaleta, Araiz y Olite para negociar los de 1993. El consejero de Economía y Hacienda, Javier Pomés, muy ninguneado siempre por sus jefes ejecutivos, era partidario de la prórroga presupuestaria. Otros documentos gráficos de la época -ETA viva y activa- muestran más sonrientes y relajadas reuniones entre dirigentes de UPN y HB. Por alianza, el PP estaba diluido en la formación regionalista. Tráfico: el Cuerpo de Policías de Carreteras de Navarra fue creado en 1928. Franco impuso la presencia de la Guardia Civil de Tráfico en 1960. La protesta de la Diputación Foral solo logró el servicio compartido. La recaudación de las multas pasó a la Dirección General de Tráfico. Los intentos de recuperación en exclusiva de esas competencias vienen de atrás, incluso de cuando UPN era más foralista de lo que ahora demuestra. Dilución de sus esencias y contemporización con el antiforalismo confeso de sus socios electorales. Todos en vano. En el penúltimo, el presidente Sánchez y la presidenta Barkos acordaron "acometer de forma definitiva la transferencia de tráfico y seguridad vial". El mismo Sánchez y con el mismo PNV. Entre bastidores entonces, ahora a la cara. Poco después, el delegado del Gobierno matizó: la "gestión" puede ser transferida, pero la "ejecución" puede ser compartida. La hipotética recuperación competencial afectaría a los agentes de Tráfico, no a toda la Guardia Civil. Esparza, pinocho.