Este coronavirus que asola a la Humanidad puede inducir una catarsis en la organización social y modos de vida. En términos coloquiales, no hay mal que por bien no venga. Cura de humildad para el capitalismo despiadado, reconciliación con el medio ambiente, armonía del ser humano con otras especies vivas, desarrollo homogéneo de pueblos y continentes, esmero en la promoción equilibrada de la salud universal. El miedo parece un agente más persuasivo que la razón. Aunque hasta el miedo es pasajero. El dinero depredador buscará en seguida sus remedios. Sin miramientos hacia los descolgados en la recuperación. En el modesto ámbito pamplonés, el equipo municipal de gobierno nos sorprende con su propósito de un despliegue de ejes ciclistas y espacios peatonales. Una especie de Plan Asiron Plus. Alternativas de movilidad en la salida sanitaria. Se ponen el culote cuando antes les daba por el culote. "Ahora que volvemos a salir, no te encierres en el coche. Eres libre. Muévete en bici o caminando". Todos con el dorsal Covid-19. Eso después de haber recuperado plazas de aparcamiento en Pío XII y de haber abierto al tráfico Padre Moret. Lema para la estrategia denominada "Go green Pamplona", en coherencia con el Plan de Aprendizaje de Inglés (PAI). Estímulo anglosajón, más guay que "Vamos, Pamplona verde" o "Eutsi, Iruñea berdea". No basta ya con la promoción del uso del transporte público en detrimento del privado, porque hasta los medios colectivos de transporte requieren de medidas preventivas de nuevos contagios. Más usuarios, menos aforo, más vehículos, más frecuencias, más personal, más gasto empresarial. Las masas han dejado de verse como un éxito para valorarse como un peligro letal. Entre las múltiples actuaciones previstas, un corredor peatonal de dos kilómetros entre la Plaza del Castillo y la Universidad de Navarra. Tiene nombre, en honor al evangelio de Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei: el Camino.