Repaso los “subrayados” (me obliga mi ilegible caligrafía) de mi cuaderno de la semana y me detengo en un asterico enorme al pie de una cita textual. “Tú eres luz, no tienes que tener miedo o vergüenza por venir aquí. Has tomado una decisión, acudir a este centro, porque perdiste tu trabajo ¿Y? No has robado, no has engañado, no has mentido, no has pagado tus caprichos con tarjetas black...”. Es lo que, regalándole su sonrisa-guiño a la vida, le asermonaba David López Amezqueta a un colega que conoció en el comedor municipal del Ayuntamiento de Pamplona, en la calle Navarrería. Diseñador y bloguero daba una lección de dignidad y coherencia en lugar de contar miserias por haber perdido el curro y la vivienda. Fue usuario del comedor social y, lejos de salir por patas de aquel espacio donde compartió mesa con Gustavo, el excontable que “parecía que estaba muerto”, o aquel profesor de conservatorio que llevaba durmiendo dos meses en una tienda de campaña en un jardín, se le ocurrió hacer lo que mejor sabe: crear (y jugar al golf), coger una brocha y personalizar el local que, para quienes no lo conocen -la mayoría- está limpio y reformado pero resultaba frío. Y no conforme con ello se hizo la foto con l@s concejales del Ayuntamiento de Pamplona que esta semana fueron de visita al comedor. Porque allí estaba David, entre las cámaras de televisión, cerca de la gente que se busca la vida en la calle pero se “reinventan” en iniciativas como ésta (han pintado los dibujos en la pared). Si el Ayuntamiento de Pamplona se gasta en publicidad y propaganda más de un millón de euros, David con cuatro botes de pintura ha conseguido un impacto del recurso social infinitamente superior. Dos, cuatro y hasta doce semanas... para poder disfrutar de un plato caliente. Una parada en el precipio para seguir adelante. Al menos algo para sus 223 usuarios. El resto ya lo saben: Varón, sólo y sin ingresos. Es la cara de los sin recursos que ya nadie llama pobres. En 2014 el servicio también atendió a 27 niños, alguno de los cuales no llegaba al año... No tuvieron ocasión de conocer a David. Las familias llevan comida en el tupper.
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