La extra como distracción
No lo debe estar haciendo tan mal el Gobierno del cambio -aquel que, en palabras de Javier Esparza, iba a procurar que Navarra deje de ser Navarra-, si tenemos en cuenta que la devolución de la paga extra se ha convertido en el principal leitmotiv de la oposición. Y no deja de ser una astracanada, con una buena dosis de cinismo, que alguien trate de desgastar al Ejecutivo foral con la reclamación del pago de la factura que ha dejado sin abonar. Es lo que llevan haciendo en las últimas semanas UPN y PP, los únicos responsables de que los trabajadores públicos de la Comunidad Foral todavía tengan pendiente de cobro el 50% de aquella extra que les suprimieron Rajoy y Barcina en julio de 2012, y que siguen haciendo crítica de esta situación causada por ellos sin ruborizarse. Dado que difícilmente podrán obtener réditos políticos con esta demanda, cabe pensar que es una manera de distraer a la opinión pública, quizá con la pretensión de ocultar los principales avances del cuatripartito en materia social. Lo hemos visto este jueves en el pleno del Parlamento. Mientras los grupos que sostienen al Gobierno avanzaban, con el apoyo del PSN, en la redacción de leyes tan importantes como las de Vivienda y Renta Garantizada, la derecha se dedicaba a meter todo el ruido posible a cuenta de la paga extra. Como también ha buscado la bronca con otras actuaciones relacionadas con la memoria histórica -exhumación de los restos de los golpistas Mola y Sanjurjo, retirada de la franquista Laureada de la Diputación, etc- que las fuerzas del cambio han impulsado en estricto cumplimiento de la ley. Por cierto, una ley que lleva vigente desde 2013, sin que UPN moviera un dedo para garantizar su aplicación mientras gobernaba. Supongo que algún estratega estará detrás de esta búsqueda cuasi permanente de la confrontación, aunque no parezca la más atinada de un partido que aspira a gobernar y al que la legislatura en la oposición se le está haciendo más larga de lo que pensaba.