Despido y pido empleo a la vez
Faltaba algo menos de media hora para el comienzo de la rueda de prensa que María Chivite había convocado de víspera “en torno al empleo” cuando sonó mi teléfono móvil. Me llamaba quien durante dos décadas ejerció de responsable de comunicación del partido, pero que ya en esta legislatura había sido relegado a las funciones de asistente parlamentario. Atendí la llamada convencido de que quería avisarme de la importancia de la convocatoria, ya que ordinariamente se preocupaba por que todo lo relativo al PSN tuviera el mejor reflejo posible en los medios de comunicación. Desgraciadamente no contactaba conmigo por esta cuestión. “Oye, quiero que sepas que me han despedido. Lo acabo de comunicar en el Parlamento al personal de la Cámara y como te vas a enterar pronto por otras vías así lo sabes de primera mano”, vino a decirme el afectado.
Las razones de esta rescisión de su contrato no tienen nada que ver con su demostrada valía. Simplemente lo mandan a la calle para que desempeñe su tarea un miembro de la actual ejecutiva del partido. El afectado, a punto de cumplir 55 años, ha trabajado para el partido durante los mandatos de Juan José Lizarbe, Carlos Chivite y Roberto Jiménez. Cabe suponer que lo hizo a plena satisfacción de los anteriores secretarios generales del PSN, porque todos lo mantuvieron en el puesto. Desde luego, los periodistas así lo pensamos. Es un profesional que tenía muy claro para quién trabajaba y nos atendía siempre. Fuera día festivo o laboral. Pero tenía un delito. Nunca se sacó el carné del partido. Ahora su sueldo, que el PSN abonaba con las subvenciones públicas que recibe en función a su representatividad en el Parlamento, será para un miembro de la dirección socialista, que seguramente lo hará muy bien pero que quizá no reúna un perfil tan específico para el puesto. Del contenido de la rueda de prensa me enteré por las agencias, ya que no tenía estómago para acercarme a la sede del PSN.