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El desierto de Quebec

Desde que comenzó la fuga de empresas -ya van por 900-, los medios madrileños que apoyan la causa constitucionalista están comparando lo que pasa en Cataluña con lo que sucedió en Quebec (Canadá) tras sus fallidos referéndums de independencia: huida de empresas (allí se fueron unas 700, incluidos los principales bancos, y se fueron del todo, no solo sus sedes centrales), hundimiento de la economía, paro, etcétera. Acumulan tantos datos adversos que al lector le queda la sensación de que Quebec es ahora un desierto como el de Mad Max, en el que los pocos supervivientes han vuelto a la Edad de Piedra, viven en cuevas, se visten con taparrabos, sufren desnutrición y epidemias y vuelven a creer que la Tierra es plana. Es lo que tiene la autodeterminación, que desata el apocalipsis.

El problema -no para Quebec, sino para esos medios madrileños- es que hoy en día cualquier persona, incluido un periodista de provincias, se puede asomar un rato en Internet para saber cómo le va realmente a los quebecois. Y si, por ejemplo, pones “Ranking de nivel de vida en Quebec”, descubres que de las diez provincias de Canadá, Quebec (8,3 millones de habitantes) ocupa el segundo puesto, solo por detrás de la pequeña Nuevo Brunswick (750.000). Los datos son de la Conference Board of Canadá, principal organización de estudio de la economía del país, que en la pasada primavera analizó diez indicadores, desde el empleo y la riqueza a la seguridad ciudadana y la democracia participativa.

Si en Canadá se vive muy bien -quinto en el ranking mundial, según la OCDE-, y si dentro de ese país Quebec es la segunda mejor provincia... vamos a deducir que el mensaje central de lo que nos dicen los medios madrileños es una manipulación grosera e interesada de la realidad, con el claro objetivo de asustar a los catalanes con un futuro terrorífico.

Nadie sabe si a Cataluña le va a ir bien o mal, se independice o no. Pero es alucinante atemorizarle poniendo como ejemplo una de las regiones del mundo en la que mejor se vive.