La vida a pie de calle
No te creas lo que dicen los periódicos. ¿A cuántos conoces tú a los que la vida les vaya mejor? Y los periódicos todo el día publicando que hay trabajo, que estamos saliendo de la crisis. Mentiras, eso es lo que cuentan. No sé de donde sacan las noticias, pero desde luego la realidad es bien distinta. La conversación es real, de ayer mismo, en Pamplona. La escuché mientras esperaba a que llegara el ascensor de Descalzos. Había un grupo de gente, de esa edad indefinida en la que tú te ves joven pero las décadas ya van pasando y dejando su huella. No tenían aspecto de que la vida les tratara especialmente bien, pero hablaban con fuerza, con seguridad en lo que decían, convencidos de que quienes nos dedicamos a este viejo oficio de informar no siempre nos debemos a la verdad, o lo que sería aun peor, nos olvidamos de las personas. Porque personas es lo que hay siempre detrás de las noticias aunque demasiadas veces lo pasamos por alto resaltando cifras, como si los números por sí mismos fueran lo importante o relatando sucesos, como si en ellos no hubiera siempre víctimas. Pero no nos inventamos nada, al menos la mayoría. “La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”, y según el que elijas tendrá un sabor u otro. Y a veces ni siquiera puedes elegir. Es cierto que las grandes cifras económicas nos indican una mejoría y apuntan a un cierto optimismo, pero no lo es menos que todavía muchas personas viven en situación precaria sin perspectiva de mejora. Así lo han señalado últimamente la Fundación Gizakia Herritar-París 365, Caritas, ONG, sindicatos... Es lógico que la sociedad civil reclame que la anunciada reversión de la crisis se torne en mejoras reales para las personas que en su día pagaron la alta factura social y humana de una recesión que ni eligieron ni causaron. Quizá los cambios de ciclo no se noten aún en la base y la macroeconomía no esté llegando a esas conversciones a pie de calle, a las oficinas, fábricas, cocinas, tajos... Pero los giros de tendencia son lentos y -lo diga o no la prensa-la apuesta política del actual Gobierno de Navarra es clara: hay muchas personas trabajando con cifras de presupuestos, expedientes, informes..., al otro lado del mostrador con el único objetivo de tratar de mejorar la vida de otras muchas, aunque no les conozcan.