UPN, el tonto inútil
Los dos escaños de UPN son igual de imprescindibles que los cinco del PNV para que prosperen los Presupuestos del Estado, ya que Rajoy necesita a ambos partidos. Pero hay una sustancial diferencia a la hora de encarar esta situación. Mientras los regionalistas nunca han hecho valer ante la derecha su representación en Madrid, los jeltzales sólo dan su apoyo si les merece la pena. Todo lo contrario que UPN, que además de ser socio del PP y de compartir con los populares la estrategia de desgaste al Gobierno foral, lleva seis meses alardeando de haber negociado con Moncloa unas inversiones para Navarra que se han demostrado que son papel mojado. En todo este tiempo de mucho ruido y pocas nueces, Javier Esparza ha presumido de que sus gestiones han puesto “en bandeja de plata” inversiones milmillonarias al Gobierno foral. Incluso ayer repitió la cantinela de que su acuerdo del TAV hubiese supuesto que “el Estado invirtiese 2.600 millones” en Navarra.
Como era de esperar, los planes presupuestarios de Montoro han puesto en evidencia que el discurso del presidente de UPN no pasa de ser pura palabrería. De momento, solo ha consignado 26,6 millones de los más de 1.700 que podrían ser necesarios para el TAV, lo que convierte a UPN en una especie de tonto inútil, ya que no solo respalda a quien luego le ningunea, sino que encima ese apoyo no servirá de nada si no lleva aparejado el del PNV.
Semejante afrenta ha provocado que UPN se revuelva e incluso amague con replantearse su apoyo al PP. Dice Esparza que “todavía no hay acuerdo”, pero será difícil que la sangre llegue al río. El desenlace más previsible es que el PP acepte alguna enmienda de UPN que maquille la cicatera inversión prevista en Navarra, para que los regionalistas tengan algo que vender a sus huestes. De todas formas, la verdadera negociación con el Estado ya la culminó el Gobierno de Barkos en diciembre, cuando acabó con la sangría que suponía el Convenio Económico y que devolvió a Navarra un saldo de 215 millones.