Cuarenta idiomas, 40 mundos, 40 puntos de vista. Este es el gancho de una original acción que impulsará la Escuela Oficial de Idiomas de Pamplona este viernes para celebrar su 40 aniversario. 40 años impartiendo idiomas, formando ciudadanos y ciudadanas capaces de comunicarse en más de una lengua. Durante toda la jornada se impartirán clases de 20 minutos en 40 idiomas diferentes, una manera de abrirnos ventanas al mundo. Una lengua no se aprende ni en mil palabras, ni en mil horas, y mucho menos en menos de 20 minutos, pero este carrusel idiomático tendrá la virtud de ponernos ante la realidad de que vivimos en un mundo plurilingüe con diferentes culturas y maneras de vivir. Las lenguas son instrumentos de comunicación por encima de fronteras, pero también incluyen determinadas cosmovisiones. Para informarse sobre los vuelos en un aeropuerto internacional hace falta el inglés, pero para aterrizar en un destino, conocer, respetar y escuchar a su pueblo es muy importante conocer la lengua de ese lugar, que siempre amplía la perspectiva, o por lo menos acercarnos a ella. La Escuela de Idiomas se convertirá hoy en una pequeña torre de babel de la “A a la Z” con miniclases de akan (Ghana), alemán, árabe, armenio, bambara (Mali), banocho (Camerún), búlgaro, catalá, chino, cockney, danés, euskera, francés, gaélico, griego, habor (Nigeria), inglés, inglés americano, italiano, japonés, kikongo (Congo), lenguaje de signos, lingala (Congo), lituano, malgche (Madagascar), neerlandés, persa (Irán), polaco, portugués, pular (Guinea), quechua (Bolivia), rumano, sánscrito (yoga), serbocroata, turco, ucraniano, urdú (India) y wolof (Senegal). Las impartirán profesores y profesoras de la Escuela así como vecinos/as de Pamplona originarios de esos países. Y es que esta es la otra cara de la moneda. No hace falta viajar miles de kilómetros para sumergirse en culturas e idiomas diferentes. Navarra se ha convertido en estos 40 años de historia de la Escuela en una comunidad mestiza y plurilingüe fruto de la globalización y la inmigración. Hay navarros y navarras de todos los colores y lenguas. Junto a la recuperación del euskera, que cada vez se escucha más en las calles de la ciudad, sus aceras, paradas de autobús y establecimientos se han teñido de nuevas melodías en forma de lenguajes del mundo. Todo suma.
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