Las elecciones las carga el diablo. Navarra Suma ha sumado, pero se ha quedado sin nadie con quién gobernar y lleva en su tripa los indigestos votos de la ultraderecha mezclados con la sopa de siglas que ya traía de fábrica. El PSN ha crecido tanto que ha fagocitado a las siglas de la izquierda estatal con las que iba a pactar a lo Sánchez. Para una vez que parece que decían en serio lo de un gobierno de izquierdas y encima se lo ordena Madrid... Geroa Bai iba a ganar el futuro y se ha topado con un presente complejo. EH Bildu se veía imparable y ha visto frenada su trayectoria en Iruña por la bajada de sus socios y la subida de sus rivales. Podemos-Ahal Dugu aspiraba a asaltar los cielos y ha sufrido el infierno de su propia crisis interna y el abandono de las bases. I-E anunciaba un “giro a la izquierda” y casi se sale al arcén. La izquierda debe repensar su continente y su contenido. Pero fuera de bromas, hay que realizar una lectura positiva de las elecciones y afrontar lo que venga con un optimismo realista. Hay cosas buenas. La primera, que por lo menos la ultraderecha no ha logrado representación en Navarra. La segunda, que la sociedad navarra ha acudido a las urnas masivamente, como lo hizo en el 28-A. Otra cosa es que guste o no que en una ocasión se movilizara la izquierda y en otra, la derecha. En conjunto la sociedad navarra lanza de nuevo un mensaje de su pluralidad que debe llevar a acuerdos sin exclusiones, pero eso ya queda ahora en manos de los partidos. La tercera es que entre la vuelta al pasado y un futuro que aún no ha llegado -pese a cuatro años de cambio- hay mimbres sociológicas para trabajar en el presente por una Navarra inclusiva. Todas las fuerzas deberían hacer una reflexión sobre lo que ha pasado. ¿Hacer política para ganar elecciones o ganar elecciones para hacer política? El “tripartito” fue una experiencia. El “cuatripartito”, otra. Han existido. No han sido un accidente, como piensa una derecha crecida bajo su techo, que además del Ayuntamiento y el Gobierno quiere cobrarse de paso las cabezas de Barkos y Asiron, quienes han subido en votos. Pero esos gobiernos mestizos y de izquierda no vinieron solos, como parece haber creído parte del mundo del cambio. Mucha gente trabajó mucho para generar esas ventanas progresistas y transversales en décadas de régimen. Y ahora ¿qué? Algo saldrá, pero que no rompan muchas cosas, por favor, mientras aprendemos. No hay fracasos, solo acumulación de experiencia.