en la reciente feria del libro antiguo, varios expositores mostraban la portada de Mein Kampf, de Adolph Hitler. La obra estuvo prohibida durante años y hasta hace bien poco Alemania no levantó el veto. El contenido de la obra adoctrina, entre otros argumentos, sobre la supremacía de la raza aria, lo que inducía y justificaba, por extensión, el posterior genocidio de judíos y gitanos a manos del régimen nacionalsocialista. Un discurso que en la Europa actual sigue captando adeptos, como demuestra el ascenso de partidos de ultraderecha que hacen de la lucha contra la inmigración su bandera política. Aunque el libro ayude a calentar este caldo de cultivo -en la mayoría de personas solo puede provocar un profundo rechazo-, no aplaudiría una práctica inquisitorial de retirada de las librerías. Ahí está para quien quiera aprender de la historia: porque aunque cerremos los ojos, lo que pasó pasó.

Cuento esto también al hilo de un estado de autocensura latente que, al influjo de lo políticamente correcto, se ha instalado en la sociedad y al que no es ajeno el ejercicio del periodismo. Mejor eludir en la información algún dato que pueda incomodar a determinados colectivos que rápidamente claman ser víctimas de una agresión cuando ven o leen algo que no les gusta ? aunque sea cierto. Y, rizando el rizo, surgen situaciones insólitas. Pongo un ejemplo de estos días: en el concurso Operación Triunfo han tenido una polémica de amplia difusión al querer eliminar de la letra de la canción Quédate en Madrid (grabada en el contexto social de 1988) la palabra mariconez (“siempre los cariñitos me han parecido una mariconez”, cantaba Mecano). Castrar una letra escrita hace 30 años entiendo que sería como eliminar imágenes de bofetadas de algunos clásicos del cine en blanco y negro. Pero ahí estamos.

Considero que vivimos en una tierra que rechaza de forma contundente y sin atajos la xenofobia, la homofobia y toda expresión de violencia; que podemos leer Mein Kampf con juicio crítico y también tararear canciones sin ánimo de ofender y entendiendo el carácter lúdico y el alcance de las letras. Lo que creo que no funciona es el ir extendiendo una censura sorda o intentar ocultar la Historia y hasta sus letras y su música.