quellos clásicos modelos del moreno camionero (brazo izquierdo castigado por la larga exposición al sol en la ventanilla de la cabina) y del moreno albañil (tórax y hombros con el dibujo impreso de la camiseta de tirantes), habrá que sumar este verano el moreno preventivo (un bozal blanco en el rostro en la zona cubierta por la mascarilla). La posibilidad de que el cubreboca sea de uso obligatorio en las playas también en posición sedentaria, va a generar problemas para cuadrar el equilibrio de color en la cara, la aplicación de cremas y tal. No voy a discutir la eficacia de la medida porque cualquier decisión que ayude a remitir los contagios me parece buena y todas las molestias las doy por amortizadas con tal de acabar con esto cuanto antes, pero va a ser curioso ver esos cuerpos achicharrados y con una mascarilla asfixiante pegada a la piel. Supongo que la norma será extensiva a las zonas ocupadas por nudistas, de tal forma que uno podrá pasearse (o exhibirse, que de esto hay mucho) junto a la orilla sin ropa pero con una tela cubriendo boca y nariz. Un poco surrealista. Aunque, para que negarlo, brinda una insospechada oportunidad de tomar el sol en bolas a los más tímidos, que pueden practicar el nudismo sin miedo a que les reconozcan. No hay mal que por bien no venga. Tampoco en tiempo de pandemia.

Mi experiencia del año pasado me permitió comprobar que la gran mayoría de playistas acudían con toalla, sombrilla y mascarilla; y que buscaban acomodo guardando siempre la distancia recomendada de seguridad, y que si alguno, por olvido o negligencia, incumplía los preceptos, le llamaban la atención. También supongo que en otros lugares muchos se ponían la mascarilla por montera o por taparrabos. Ahora, la disposición publicada en el BOE ha despertado cuando menos sorpresa y parece que puede tener vuelta atrás o cierta modulación.

En estos giros de la nueva normalidad, la obligación de usar protección abriría otro escenario para trabajadores del arenal: al personal que alquila y vigila las sombrillas, a los manteros que podían sumar a los pareos las colecciones de mascarillas de diseño veraniego y a todo ese personal de la economía sumergida que pulula por la playa. Fuera de bromas, las comunidades con más kilómetros de costa y chiringuitos por metro cuadrado han verbalizado ya su protesta y el Gobierno quizá pase de la imposición al pacto. Aquí hay tema para la canción del verano€

La posibilidad de que el cubreboca sea de uso obligatorio en las playas, va a generar problemas para cuadrar el equilibrio de color en la cara