l anuncio de que los grupos de independientes que forman junto al PNV la coalición Geroa Bai desde su inicio han puesto en marcha un proceso político para agruparse como partido y fortalecer la estructura y presencia territorial de la coalición parece un paso lógico nueve años después de su irrupción en la política navarra en 2011. La suma de personas y candidaturas independientes más el PNV lograron en aquel 2011 renovar el escaño de diputada en el Congreso para Uxue Barkos -tras los abandonos sucesivos de Batzarre, EA y Aralar del proyecto de Nafarroa Bai-, y cuatro años después, tras las elecciones forales de 2015, la presidencia del Gobierno de Navarra para la propia Barkos con una nueva mayoría de gobierno junto a EH Bildu, Podemos e I-E. En apenas aquellos cuatro años y los cuatro siguientes desde el Gobierno foral, Geroa Bai situó la política en unas dinámicas nuevas, avanzadas y adecuadas a la realidad de la sociedad navarra en este siglo XXI. Ése es seguramente su mayor mérito como proyecto político hasta ahora, que, además, ha mantenido con su apuesta por un gobierno de coalición a partir de 2019 presidido por María Chivite del PSN. Es evidente que sin la apuesta política, ideológica, social, territorial e institucional de Geroa Bai y de quienes la han compuesto en estos ocho años -ha pasado de cero a los más de 61.000 votos de hace un año-, Navarra seguiría atrapada en un régimen mediocre, conservador y reaccionario en su comprensión de la pluralidad en la que conviven la mayoría de los navarros y navarras. Ahora, sin esas urgencias políticas, aborda la recta final de un proceso de reflexión organizativa para reforzar la dinámica interna y social de Geroa Bai para el futuro. Y como repuesta a los nuevos retos que la política debe asumir en este momento. También en esta Navarra del siglo XXI, lejos ya de los discursos anquilosados en viejos enfrentamientos del siglo pasado. La sostenibilidad como eje de acción política (economía circular y nuevos modos de producción y consumo más cercanos y la industria del conocimiento); el refuerzo de la ideología progresista y socialista con la apuesta por políticas verdes (un presente más justo y equitativo); Navarra como sujeto político (la defensa de la pluralidad en la capacidad de decisión de nuestro futuro, sin olvidar la raíz foral y vasca); la puesta en valor de la política local para la acción política global y la vocación por la Europa de los derechos humanos, la justicia social y la ética democrática como respuesta a las crisis actuales.