n los últimos días, las cifras y tasas de incidencia y evolución de la covid-19 en Navarra y otras comunidades está arrojando datos que invitan a la preocupación y deben encender, de nuevo, las alarmas. Sobre todo, porque parece confirmarse un cambio de tendencia en el que el frenazo en la evolución positiva de la curva de contagios y de incidencia acumulada y la posterior meseta que indica un estancamiento está dejando paso a un aumento de casos que tiene su lógico reflejo en el resto de índices. Un síntoma muy peligroso y que se debe atajar de inmediato. Aun sin conocer los posibles efectos del pasado puente de San José es presumible que la tendencia continúe al alza en los próximos días, ya en vísperas de la Semana Santa, unas fechas en las que Navarra mantendrá las actuales restricciones. La necesidad de la realización, de nuevo, de cribados masivos en varios municipios navarros por los altos índices de contagios registrados es un indicador claro de que el virus continúa muy activo y que no es tiempo de bajar la guardia. En este contexto, la absurda y acientífica polémica que ha tenido lugar respecto a los posibles efectos adversos de la vacuna de AstraZeneca-Oxford y la consiguiente suspensión en su administración decretada por varios países europeos, entre ellos el Estado español, ha tenido como consecuencia un retraso en los planes de inmunización de la población de resultados impredecibles pero en cualquier caso negativos y, por otro lado, una también peligrosa merma en la confianza de la ciudadanía -el recelo ha escalado ya hasta la mitad de los españoles-, especialmente hacia este fármaco pero que amenaza con extenderse al conjunto de los viales. Todo ello pese al contundente informe de la Agencia Europea del Medicamento que deja clara la eficacia de la vacuna e indica que, en todo caso, los beneficios superan a los posibles riesgos. De ahí que el consejo interterritorial de ayer acordase volver a la vacunación masiva con dosis de AstraZeneca, rebasando incluso el anterior límite de edad de inoculación establecido en los 55 años, ampliándolo hasta los 65. Una medida que puede suponer un salto importante en el proceso de inmunización y que Navarra reiniciará mañana mismo. Con todo, sigue siendo de radical importancia el estricto mantenimiento de las medidas de prevención y de limitación de las relaciones sociales y el rastreo de los contactos en caso de contagio.