En la época tan dura que vivimos, llena de recortes de todo tipo, véase los salarios o el Estado del bienestar, se hace cada vez más importante (fundamental diría yo) recibir una buena educación. Esta educación se ha de impartir en todos los ámbitos (matemáticas, historia, ciencias, filosofía, economía, idiomas?) de la forma más eficiente posible para que el día de mañana, una vez la crisis (esperemos) haya tocado a su fin, poder conseguir un digno empleo.

En economía, la eficiencia se refiere a utilizar los recursos disponibles de forma que se maximice la producción de bienes y servicios. Pues bien, en el Instituto de Educación Secundaria de Lekaroz-Elizondo no se es eficiente con los recursos disponibles.

En este instituto únicamente se imparte obligatoriamente un idioma extranjero, el inglés, pese a la escasa distancia que separa al valle de Baztan del Estado francés. He de reconocer que existe la posibilidad de recibir clases de francés en el mismo instituto, pero, ¡en lugar del inglés! Así, mientras en otros institutos más alejados de la frontera francesa (en Pamplona, por ejemplo) dan la opción de estudiar ambos idiomas, en éste, mi exinstituto, se crea un grave déficit de cara al futuro: los que opten por aprender francés por las múltiples opciones de trabajar (a corto plazo) en ventas y comercios fronterizos, dejan de aprender el idioma de comunicación con el extranjero por excelencia (un gran lastre, pues es actualmente exigido en la mayoría de empleos). Mientras, los que elegimos el modelo estándar para aprender inglés, vemos seriamente afectadas las probabilidades de encontrar un empleo de calidad en dichos establecimientos o en el país vecino, impidiendo que los jóvenes adquiramos un trabajo, relativamente bien remunerado, en un corto plazo. A parte de los beneficios que conlleva tener conocimientos en dos idiomas internacionales.

Mientras, se imparten obligatoriamente ciertas asignaturas con escasa visión de futuro (por las pocas posibilidades de empleo y discutibles conocimientos que generan) como música y religión/HIA.

Yo creo que se podrían impartir al mismo tiempo los idiomas citados, con el fin de preparar a los alumnos futuros adecuadamente para este mundo cada vez más globalizados. Desgraciadamente, los que ye hemos pasado por la educación clásica, en este instituto sólo podemos lamentarnos o bien, tal y como diría Stéphane Hessel, indignarnos.