Las elecciones en Reino Unido sirvieron para calibrar a la opinión pública después del fiasco en que se ha convertido el brexit. Los resultados han castigado a los responsables de la gestión del proceso de salida (conservadores y laboristas) y ha premiado a los europeístas del Partido Liberal Demócrata. La estafa política del brexit ha acarreado ya la dimisión de la primera ministra.