Estas líneas pretenden ser aportaciones al debate de cómo salir de una grave crisis que afecta no solo a España sino a todo el mundo.

Se ha demostrado que es la Sanidad Pública la que está solucionando la crisis, a pesar de los recortes que nos impuso el neoliberalismo de la Unión Europea y de los gobiernos del PSOE y PP. La sanidad privada está desaparecida. Las Residencias privadas de mayores, en manos de fondos buitres ,constructoras ,etc muchas de ellas suele coincidir con escasos profesionales y mal pagados para obtener pingües beneficios, han sido el lugar donde han tenido lugar más muertes. Tras la epidemia, habrá que garantizar constitucionalmente que la sanidad pública y la dependencia no se puedan privatizar y que haya recursos suficientes, aún en caso de crisis.

La clase trabajadora que ya sufría la temporalidad o la precariedad va a sufrir el aumento escandaloso de la tasa de paro. En un primer momento hay que garantizar una Renta Mínima para que nadie pueda pasar penalidades. Pero pasado el primer momento, debe tenderse hacia la creación de planes de Trabajo Garantizado que sustituyan en la mayoría de los casos a esa renta mínima inicial. Esto mejoraría la estima de la población y la propia economía. La sanidad, la educación, y los servicios a la dependencia públicos van a necesitar de muchísimos puestos de trabajo. De igual manera, hay que diseñar una nueva Legislación Laboral en la que los trabajadores y trabajadoras tengan mucho más poder en las empresas y que promueva y garantice el trabajo digno y seguro.

El sistema capitalista neoliberal y globalizado ha sido incapaz de resolver, en situación de crisis, problemas tan sencillos como el abastecernos de mascarillas. Necesitamos que los sectores estratégicos estén en manos del Estado para garantizar el nivel de vida del pueblo en casos de emergencia. No podemos depender en cosas esenciales como la alimentación, la energía, el trasporte, o la sanidad, etc. de ningún otro país. Hemos visto vender las empresas estratégicas privatizadas a capital extranjero, y luego, en muchos casos, cerrarlas y externalizarlas a otros países, siguiendo la regla de máximo beneficio del capitalismo. También necesitamos una agricultura y ganadería que garantice el consumo propio del país de forma ecológica y con proximidad.

Hay que realizar una gran reactivación que en un primer momento no puede basarse en el turismo ni en las exportaciones, dada la situación internacional. Sin abandonar estos sectores, en un primer momento habrá que basar la reactivación económica en una gran inversión pública y en el aumento del consumo interno. Esta Inversión en buena parte tendrá que hacerse redirigiendo nuestra economía hacia los sectores ecológicos y hacia la ciencia y la tecnología.

Tenemos ya una gran deuda, pública y privada cercana al 100% del PIB, pero después de la crisis del coronavirus puede llegar al 150%. Si la necesaria financiación proviene sólo de esta Unión Europea nos lo harán pagar caro. Nos quieren imponer de nuevo los recortes (privatizar la sanidad, recortar pensiones etc.) negándose a aceptar la petición de emisión de coronabonos. Si re repite el guión, tendremos que negociar duro y/o elegir otras fuentes de financiación

Para realizar lo expuesto en el párrafo anterior necesitamos una Banca Pública transparente y democrática, que nos facilite la obtención de recursos financieros sin sometimiento a los intereses oligárquicos. No podemos fiarnos de una banca privada que siempre intenta hacer negocio con el dinero público (pasó con el dinero gratuito del BCE y la compra de Deuda Pública española, que fue un gran negocio cuando todos lo pasábamos mal, y ahora con los fondos ICO, obligando a hacerse un seguro con ellos, o priorizando a sus clientes).Y con todo, aún nos deben 60.000 millones de euros de su "rescate"

Y también habrá que empezar por hacer una gran reforma fiscal. Hoy el Impuesto de Sociedades tiene un tope del 30%. Sin embargo las grandes empresas pagan menos del 4%, algo irrisorio respecto a la tributación de las pequeñas y medianas empresas. En la tarta de reparto de la riqueza el 50% lo tienen las grandes empresas, el 45% los trabajadores y el 5% al Estado. En lo referido al pago de impuestos, las empresas solo aportan el 20% de los ingresos del Estado, al 80% aportado por los trabajadores. Además, estamos por debajo de la media de presión fiscal de la UE, a más de 10 puntos de Francia y 6 de Alemania.

También tenemos que hablar de la Unión Europea ausente en los momentos en que se le necesita. Sus premisas neoliberales, el control del déficit público, o el tránsito libre de mercancías y personas, han saltado por los aires. Los Estados han tenido qué plantar cara a las deficiencias de su sanidad y de su dependencia olvidándose del déficit público y cerrando fronteras sin permiso de la UE. El permiso ha venido a posteriori, para dar legalidad a hechos consumados. Esta Unión Europea insolidaria no nos sirve. No estamos diciendo que no necesitemos una Europa fuerte y unida. No somos anti europeístas. Estamos diciendo que necesitamos otro modelo de Europa basado en la solidaridad, en la complementariedad, en la ecología, y no en el interés de los lobbies y de los mercados de capitales. Hay que cooperar con los países del sur de Europa con los que tenemos aproximadamente las mismas situaciones y los mismos intereses frente a los Estados del norte, cuyo máximo objetivo es vendernos sus mercancías y hacernos pagar nuestras deudas sean o no ilegitimas y controlar nuestra economía.

Por último hemos visto a aquellos que nos planteaban que había que reducir impuestos, que los funcionarios eran unos privilegiados y que las empresas privadas eran más eficientes, salir diariamente a los balcones a las 8 de la tarde a aplaudir a los funcionarios que se están jugando la vida por los demás. Y a la vez, protestar por el cierre temporal de empresas anteponiendo sus beneficios a la salud de las personas, todo vale para atacar al Gobierno.

Este Gobierno, con todos sus defectos y deficiencias, al menos ha encauzado la crisis de manera muy diferente a como lo hicieron los gobiernos del PSOE y el PP en la crisis 2008. Esta vez ha intentado que nadie se quede atrás, salvar los puestos de trabajo y hacer que todo el mundo conserve la vivienda y un mínimo para subsistir.