Acaba de ser designado presidente de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) y, por ende, de una pléyade de empresas filiales esparcidas por Venezuela y por todo el mundo. PDVSA fue, en primera instancia, expoliada por Rafael Darío Ramírez Carreño, quien hoy controla personalmente millardos de dólares en conjunción con María Gabriela Chávez Colmenares, hija preferida del desaparecido teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías.

El defenestrado presidente de PDVSA es Manuel Salvador Quevedo Fernández, un general retirado de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), inepto en extremo y, cuando en activo, actitudinalmente cruento como jefe de la represión de jóvenes venezolanos, cuando todavía estos encontraban fuerza física porque todavía existían alimentos. Le conocemos personalmente en ejercicio y tennemos constancia directa de su ineptitud y también de su crueldad. Su nombramiento como presidente de PDVSA aún debe estar pesándole a Nicolás Maduro Moros. Si con Ramírez Carreño PDVSA se deslizó en tobogán, Quevedo llevó una compañía, otrora ejemplar, al abismo y sin regreso.

El nuevo presidente de lo que queda de PDVSA, es decir añicos, es igualmente desconocedor del complejísimo mundo petrolero, pero a diferencia con Quevedo, es inteligente, habilidoso y decidido; de eso nadie duda, pero de que sea para bien o para mal ya es otra cosa. No cualquier estudiante de la Universidad de Los Andes (Mérida) monta un paripé acusando en una disputa de liderazgo a su opositor Wilson Moreno de violación a una mujer policía. Moreno se refugió en la Nunciatura Apostólica de Caracas y, cansado de las negativas de salvoconducto, a los dos años se dio a la fuga y hace vida abierta. En Interpol, nadie ha hecho caso, ni lo hará, de las alertas rojas del chavismo, solicitando su captura.

Mentalmente estructurado en todo lo que huela a Estados Unidos (y el petróleo sí que huele a eso), el nuevo presidente de PDVSA no dudará en pactar con China y Rusia un cuadro petrolero más dependiente aún de estos gobiernos de lo que los gobiernos prechavistas, socialdemócratas o socialcristianos, lo fueron de USA.

Mucho se oye hablar de que Venezuela posee las mayores reservas certificadas de petróleo de todo el mundo y eso es cierto, así no sea totalmente cierto que se llegue hasta los 350.000 millones de barriles que se pregona. Lo que no se escucha tanto es que el petróleo venezolano es de muy baja calidad y de que los altos costos de producirlo le hacen poco comercializable. Sin la tecnología y actitud profesional necesarias, resulta más económico dejar el petróleo enterrado que aflorarlo.

La última gran transnacional "gringa", que operó en Caracas es Exxon Mobil; Chávez la expropió. Disponemos de referencias, muy directas y confiables, de la bajísima calidad de los enviados de este a las reuniones para coordinar las necesarias transferencias técnicas y administrativas a PDVSA.. Ahí están ambas compañías, en un largo rifi-rafe en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI) del Banco Mundial que, si llegare a resolverse a favor de la petrolera, seguramente será muy por debajo de sus pretensiones.

Lo más singular de Exxon Mobil es el liderazgo que asumió después en un proyecto de exploración de petróleo liviano en aguas marítimas tradicionalmente reclamadas por Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Es singular porque porque Fidel Castro Ruz se interesó en una Guyana petrolera de suministros estables en trueque desde antes de descubrir al dócil teniente Chávez. Singular es, también, que en el proyecto liderado por Exxon Mobil con 45%, sus otros socios sean China's National Offshore Oil Company (CNOOC) con 25% y Hess Guyana Exploration Ltd. con 30%.

¿Por qué el gobierno chino se desentiende de PDVSA como socio y se va con Exxon Mobil? Es que, más allá de conflictos comerciales en el CIADI o reclamaciones territoriales en la ONU, la realidad pura y simple es que con Guyana se consigue petróleo ligero, de alta calidad y de costos de producción relativamente bajos a pesar de ser off shore; con Venezuela, petróleo de baja calidad y costos de producción inasumibles.

Eso es lo que encuentra el nuevo presidente de PDVSA. Un terreno en el cual Cuba nada tiene que aportar; China solo seguirá explotando para recuperar préstamos en dinero líquido ya evaporado y Rusia duda seguir. Repsol tiene muy poco que aportar a la solución del nudo petrolero venezolano; más bien, nada; si acaso, salvar los muebles.

Como Vicepresidente Sectorial de Economía, el nuevo presidente de PDVSA ya tenía algún control supervisor de esta; ahora tiene control completo, como lo tiene, entre numerosos organismos gubernamentales, sobre el Ministerio de Petróleo el Ministerio de Economía y Finanzas,el Ministerio de Agricultura y Tierras, el Ministerio de Turismo y Comercio, el Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico (Mindeminec) y el Ministerio para Industria y Producción Nacional (MinIPN). De las decenas de entes puramente administrativos y centenares de empresas "productivas" al mando del nombrado presidente de PDVSA, destacan estos dos últimos ministerios.

El Mindeminec es el organismo que otorga permisos de minería increíbles, muy a menudo a empresas dirigidas por militares, más o menos abiertamente relacionadas con la canadiense Gold Reserve y otras. Son causantes del mayor desastre ecológico que se desarrolla actualmente en este mundo, bajo el silencio cómplice de Greenpeace, World Wildlife Fund (WWF) ye otros. De allí salen hacia la Turquía de Recep Tayyik Erdogan toneladas de oro de refinación primaria para fundición y certificación de oro monetizable que no entra en las cuentas del Banco Central de Venezuela (BCV); buena parte se lo roban y otra es destinada a Erdogan "por los favores recibidos". Grandes corporaciones como Apple, y Samsung, también callan ante la extracción ilegal de coltán, porusarlo en sus componentes. Ah!, faltaba por mencionar que desde la misma región de indios castigados, además de "oro de sangre, diamantes y coltá, € ¡también sale allí uranio!.

El hoy ministro de PDVSA controla desde el MinIPN más de 30 corporaciones de tamaño regular hasta gigante, aunque tengan pies de barro; son empresas eléctricas, siderúrgicas, de aluminio, petroquímicas, papeleras€ El poder político derivado de ellas es mayor, por las centenares de miles de líneas en sus depauperadas nóminas de pago, que por un poder económico real medible por los catastróficos efectos de los cortes de luz y agua y los precios siderales de los alimentos.

El nuevo presidente de PDVSA, super vicepresidente y superministro se llama Tarek Zaidan El Aissami Maddah. Es de nacimiento venezolano, de familia de origen sirio, como tantas que llegaron a Venezuela y se desarrollaron sin discriminación alguna. Pero es notorio que El Aissami ha desarrollado contactos con Hezbollah; que Hezbollah controla desde Juangriego la zona norte de la Isla de Margarita; que Irán respalda a Hezbollah; que Irán está despachando aviones desde Teherán con componentes para restablecer la producción de gasolina venezolana (agotada) y por último, pero no menos importante, que en medio del caos venezolano también se extrae uranio.