Apenas recién estrenada la 10ª legislatura, los parlamentarios forales tienen una tarea que acometer: modificar el absurdo y desfasado reglamento de la Cámara, que va a impedir que María Chivite sea investida esta tarde presidenta y que va a obligar a convocar un pleno mañana por la tarde para proceder a una segunda votación que se podría hacer hoy. De acuerdo con la legislación actual, para que un candidato supere con éxito su investidura debe alcanzar la mayoría absoluta en primera votación y tener más votos a favor que en contra en la segunda. Hasta ahí nada que objetar. Lo que, sin embargo, carece de sentido es que el pleno de hoy comience a las 12 del mediodía, cuando históricamente se ha adelantado con un acuerdo de la Mesa y Junta de Portavoces. Este retraso en el arranque va a propiciar que el pleno termine como pronto a las ocho de la tarde y que haya esperar 24 horas para volver a citar a todos los parlamentarios, servicios jurídicos y personal del Parlamento única y exclusivamente para que mañana se proceda a una votación cuyo resultado se conoce desde ayer. Una porrada de horas extras solo porque el reglamento está anticuado y porque los grupos no han sido capaces de acordar que empiece antes.