quién no guarda en un cajón o en esa caja olvidada una carta, un recuerdo, una foto, una postal, la entrada de un concierto, una noticia de periódico, diarios de adolescencia... pequeñas cosas que nos recuerdan dónde estuvimos, qué sentíamos, con quién estábamos..., en definitiva, cómo éramos. Objetos con memoria que nos llevan en un viaje por el tiempo a ese momento del pasado que queremos retener aunque sea en la imagen de ese recuerdo que nos hemos resistido a tirar con el paso del tiempo. A veces es esa prenda de ropa que te cosió o te regaló alguien que ya no está y a quien sigues echando de menos, sobre todo en Navidad. O ese libro que de pronto aparece en tu estantería firmado y dedicado por alguien que fue importante en ese momento. Son retazos de tiempo detenido, objetos que esconden mucho más de lo que muestran, que los sigues teniendo a tu lado porque así esas personas de alguna manera siguen también en tu vida. Y de todo esto, pero con un punto más de tristeza, trata la exposición que se puede ver en la UNED en Madrid, en la que se recogen objetos, documentos, cartas y fotografías sobre la memoria histórica, esa memoria silenciada por el franquismo, que tuvimos que guardar en cajas o maletas para que nadie pudiera borrarla y que ahora se expone. Pequeñas grandes cosas que nunca caen en el olvido.