ste miércoles tuvimos tres páginas de esquelas en el papel. Raras veces he visto algo así desde que trabajo en este medio. Un día en el que más de 50 (hoy 54) personas permanecían ingresadas en la UCI del CHN de una comunidad, por desgracia, que es la tercera en incidencia del virus. Un dato revelador por real. 16 muertos en 24 horas por COVID-19. Nos detuvimos a mirar las edades: 77, 81, 92, uno de 93 años. Otro de 70... Aunque la media de edad entre fallecidos sea de 82 años, según Osasunbidea. Para más inri, por las redes ha corrido una fake news de que los pacientes de más de 79 años no tienen entrada en la UCI. Todos pensamos en algún familiar cercano... Hoy hemos sabido que imperan criterios clínicos y no de edad, como no podía ser de otra manera, es decir: tipo de patologías, esperanza de vida... Sabíamos que en Madrid ante el colapso sanitario el corte es la probabilidad de supervivencia, antes y ahora. Pero la edad pesa... Decisiones difíciles. Los médicos te dicen que un paciente con más de 80, pluripatológico, aunque tuviera un respirador a mano tampoco ingresaría en la UCI. No serviría para nada. Probablemente requeriría de un tratamiento paliativo. Malos tiempos para una generación que lo dio todo y que, ahora, es carne de cañón. En tiempos de pandemia la ética nos debería guiar a tod@s.