o espero nada del juicio contra el extesorero del PP Luis Bárcenas por los famosos papeles de la caja B. Solo consolarse con la aparición pública de los históricos prebostes del PP embozados tras la mascarilla para minimizar sus rostros. De cemento. Como siempre que llega a los tribunales un caso de corrupción, los argumentos de los implicados son los mismos: no sé nada, no hice nada, todo es mentira. Aznar, Rajoy, Cospedal, Arenas, Álvarez Cascos, Trillo, Rato y otros más repitieron la fórmula como una monótona letanía. El exdiputado navarro Del Burgo y otros exdiputados del PP admitieron el cobro de sueldos en sobres. Dijeron la verdad, aunque disfrazada de su verdad. Que todo fue legal, en todo caso. Pero a Del Burgo, que declaró que Aznar conocía y autorizó esos pagos, le desmintió el busto parlante de Aznar al día siguiente ante el juez. Juego de trileros. El expresidente hizo de su caradura la mejor armadura para disimular las muchas mentiras que protagonizaron su acción política. Desde las mentiras sobre el atentado yihadista del 11-M al accidente del avión militar del Yak-42 o las armas de destrucción masiva de Irak que justificaron una guerra con cientos de miles de muertos que aún sigue activa, entre otras muchas. La mentira es la justificación moral de los totalitarios. Esta parte del juicio tampoco parece dar para mucho más. La verdad es que la caja B del PP existió y eso ya está avalado por sentencia, primero de la Audiencia Nacional, y luego de forma firme por el Tribunal Supremo. Que Aznar y Rajoy lo nieguen no cambia ese hecho. Otra cosa es que la causa de la caja B sobre el cobro de sobresueldos esté adulterada porque el retraso en la instrucción y en el juicio han devaluado las posibilidades de ofrecer ala sociedad un justicia justa. Los posibles hechos delictivos han acabado prescritos por el paso del tiempo, con lo cual también esta vez la corrupción quedará en agua de borrajas como castigo. Queda eso sí la otra parte de este juicio, la que afecta a las obras de la sede del PP en Génova con el dinero procedente de donaciones privadas a cambio de la adjudicación de obras públicas a las empresas donantes. Corruptos, corruptores y corrompidos. Ahí todavía puede haber recorrido judicial y consecuencias penales. Y queda también la imagen de un Aznar tan chulesco y fantasmón como siempre, de un Rajoy que negó con firmeza todo, un discurso muy diferente al de cuando declaró por primera vez ante el juez en los inicios del caso Gürtel diciendo que no le costaba, no lo recordaba o no lo sabía, y muy lejano también al mensaje de sms de Luis, sé fuerte con el que trató de tranquilizar y animar a Bárcenas cuando el periodismo desveló los papeles de Bárcenas y la caja B del PP. Nadie sabe nada. Nadie se enteraba de nada. Eso de lo que usted me habla o esa persona por la que usted me pregunta... Pero la verdad política, judicial e informativa es que Bárcenas pagaba sobresueldos, se financiaban campañas electorales y se reformaban sedes del PP con dinero que entregan empresarios luego beneficiados por las decisiones del PP. Aunque ahora a nadie de los que dirigieron y controlaron el poder y las finanzas del PP durante años le suene nada de ello. Los implicados se muestran tontos o ignorantes porque piensan que los tontos somos los demás. A estas alturas ya me causa todo más perplejidad que cabreo. Prepotencia y chulería para disimular una vez más la verdad política, social y judicial de la corrupción.