o sé si el tema merece muchas líneas. Hay problemas mucho más importantes, cercanos y humanos. Aunque quizá sí, más que nada por la decadencia del nivel de la política que expone. Esparza hace públicas unas propuestas para negociar los Presupuestos que sabe de partida que son inasumibles para el Gobierno. Lo sabe él y todo el que se haya interesado en leerlas. Seguro que tampoco han sido muchos ciudadanos. Como escena de posición política tiene poco pase, pero vale. Ya te sitúas como secundario en el teatro presupuestario, pero bueno al menos entras en la imagen que visualizan los espectadores. Llega la siguiente secuencia y simplemente abandonas sin empezar el diálogo. O lo que yo digo o nada, y el director del cuadro te deja ir sin más interés. Lo he escrito antes. No sé quién dirige y planifica la estrategia y la comunicación, pero imagino que el resto de los grupos parlamentarios a estas alturas le enviarán un ramo de flores cada quince días. Dejar tan evidencia que no tenías intención alguna de negociar, si no se aceptaban tus propias condiciones inaceptables es de pipiolo político. Quizá haya electores de Navarra Suma que jaleen esta tipo de actuaciones, pero seguro también que hay otros que ni lo entienden ni lo ven. Y menos aún quienes esperan que UPN -ni hablo ya de Navarra Suma-, aporte un poco más, si no a Navarra, al menos a influir algo en favor de sus intereses particulares. O acabarán, como ya lo están haciendo, cambiando de interlocutores. Tampoco sé cuál es el mensaje que se pretende trasladar a la opinión pública navarra con esta nueva espantada política. Deduzco con los mantras habituales de los nacionalistas, EH Bildu, los vascos, los comunistas bolivarianos. ETA, los socialistas traidores y la retahíla que emana desde los altavoces de Madrid. Y que en Navarra no llega a ningún sitio. Ni siquiera al que pueda interesar a UPN. Tratar de trasladar de forma forzada el barullo infumable e involucionista de Madrid a Navarra tiene poco recorrido. Está amortizado. Lo único que traslada con su actuación de ayer es que no pinta nada en las grandes decisiones de Navarra pese a ser la minoría más votada. Vaya, que como que si no se presenta de nuevo a las elecciones. Su montaje es una decisión más típica de la prepotencia infantil más absurda. O se juegan con mis reglas o no se juega y el niño o niña se queda solo, enfadado, incomprendido y compungido mientras el resto de los niños o niñas siguen jugando. Que su estrategia era no negociar los Presupuestos de Navarra un año más era previsible. Que sus condiciones estaban destinadas únicamente -e inútilmente-, a romper el actual Gobierno de Navarra, también. Pero en ese caso tan evidente lo mínimo hubiera sido que el Gobierno o la presidenta Chivite dijeran que su opción era otra vía de mayoría de nuevo. Levantarse a los 10 minutos de sentarse por primera vez, simplemente lo hace más fácil al Gobierno y a sus socios. Sin olvidar que los Presupuestos de 2022 en Navarra no son unas Cuentas cualquiera. Hay mucho en juego en su diseño, contenido y prioridades para el futuro inmediato y a medio plazo de Navarra y UPN simplemente ha decidido no estar ni participar en ello. Un tiempo político que exige más humildad y menos extremismo.